CAPÍTULO IV. TRANSGÉNERO

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YO SOY, PERO
¿QUÉ QUIERO SER?

El gusto para muchos depende de sí es mujer u hombre, depende de sí les gusta el mismo género o su forma de vestir, su inteligencia, su forma de ser, su físico, finalmente uno siempre se pregunta, ¿qué es lo que nos gusta?, y, ¿qué es lo amamos?, esas preguntas siempre terminan siendo cosas diferentes.

–¡Hey bonita solo quiero hablar!, no te hagas la difícil– escucha Carlos a lo lejos, se molesta y le vuelve a enseñar el dedo medio, pero al girarse se encuentra a una compañera de clase que le sonríe sarcásticamente.

–Enserio el «maricón» más fácil del salón, ¿se le está negando a alguien con pito?, si son los que te encantan –dice burlándose de Carlos.

–¿Tu queriéndome hablar de ello?, no somos tan diferentes, solo que yo tengo un pene y tu estas podrida por dentro, muévete –responde Carlos con cierta ironía mientras le hace un movimiento con las manos en señal de que se quite se su camino.

–Claro no quiero que me toque alguien como tú, se me puede contagiar alguna ITS –dice la chica asqueada, antes de que Carlos pueda ignorar y pasar de largo a su enemiga, el tipo que antes había estado molestándolo vuelve a alcanzarlo.

–Créeme machito de mierda, no querrás hablar conmigo una vez sepas que hay bajo mis pantalones –responde Carlos con una voz gruesa, atemorizante y llena de coraje, el chico que lo seguía con desesperación hace algunos segundos ahora transformaba su cara a una de confusión, para después pasar a una cara de enojo.

–Los «maricones» como tú deberían estar en un puto manicomio –responde el chico agresivamente. Carlos lo mira y suelta una risa floja, pero cargada de sarcasmo.

–¡Ah!, claro, yo en un manicomio por «marica», lo dice el machito que me seguía como perra en celo –responde Carlos con una sonrisita en el rostro mientras cruza los brazos.

–Hijo de puta te enseñare quien es la perra en celo –amenaza el chico molesto.

–Déjate venir perro bastardo –responde Carlos con la mirada fija en su enemigo, de verdad estaba muy enojado.

Antes de que Carlos pudiera reaccionar, el tipo ya se había acercado hasta el para golpearlo en la cara, el golpe fue fuerte, al instante le salió un disparo de sangre de la nariz y cayó al piso, apenas metiendo las manos, sabía que esto iba para largo cuando de nuevo el tipo lo sostuvo de la chaqueta aún el piso, aun así escupió de rabia por el coraje a los homofóbicos que los rodeaban, ya que solo se quedaron mirando la escena porque de seguro apoyaban la idea del porque le estaba golpeando, no era nada fuera de lo normal para él, por desgracia, pero quería pensar que en algún momento eso tendría que acabar.

Y tal vez ese día Dios paso cerca y lo escucho, porque sabía que no hacía nada malo, más que descubrirse a sí mismo, decir que le gusta y que no, solo quería amar algún día sin temor. No fue consciente del momento en que lo dejaron tranquilo, pero si fue consciente minutos más tarde, al ver como el chico vestido de Terminator molía a golpes al idiota que lo acoso tiempo atrás, eran golpes duros y firmes, no brutos como los de su agresor, aun así, con ayuda de algunas chicas que tiempo atrás gritaron por auxilio, se levantó dispuesto a irse y no arruinarle la velada a su mejor amiga, la maldita compañera de Carlos.

Pero todo tiene un tiempo exacto, todas esas noches de dolor, soledad, confusión y desesperación algún día tendrían que redimirse, por eso los valientes escuchan a su corazón y no se quedan con la duda.


–Corazón, no es que tú los provoques, pero personas de ese tipo siempre hay –dice la voz del salvador, Carlos suelta un suspiro pesado, deteniendo su andar, le da la cara al chico que se abalanzo hace unos minutos contra su verdugo sin pensarlo, al chico que respondió inmediatamente en cuanto vio que estaban agrediendo a alguien, a un ser que lo único que había hecho esa noche era divertirse–. Deberías entrenar algún deporte de defensa personal, me ofrezco como voluntario para enseñarte –dice el chico mientras lleva una mano a su pecho y levanta la otra en señal de caballerosidad.

Amor Rosa Neón 🌈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora