Cap 1

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                                                               Miradas más bellas que el bosque

Arlo

Salí del palacio en dirección a los establos antes de subir a mi corcel llamado Max e ir en dirección al bosque, pero por un camino distinto al habitual. Solté un suspiro al sentir la brisa fresca sobre mi rostro, justo lo que necesitaba, salir de las paredes y problemas del palacio.

Habían pasado muchas cosas en el último mes, fui coronado como rey, mi hermana menor enfermó, los constantes desacuerdos con La Corte de Flores, y muchas cosas que me provocan dolores de cabeza de tan solo pensarlo.

Los árboles se encontraban de un hermoso color verde oscuro, el cielo de un color gris, el lugar estaba inundado de un olor a petricor, la combinación perfecta para leer. Después de un tiempo cabalgando llegamos a un lago el cual nunca había visto en toda mi vida, bajé de Max permitiendo que fuera a beber agua.

Me acerqué a la orilla para lavar mis manos, las cuales se encontraban algo cubiertas de polvo, pero al contacto del agua con mi piel un remolino comenzó a formarse en el agua alrededor de mis manos, traté de sacarlas pero fue imposible ya que la fuerza del agua era mayor a la mía, una mano salió del centro del remolino y sin pensarlo la tomé. Jalé hacia atrás dejando ver poco a poco una figura un tanto distorsionada, terminé de sacarla del agua, dejando el cuerpo a mi lado.

La figura comenzó a toser y se giró en mi dirección revelando a una hermosa joven de cabello castaño y ojos azul claro, con un vestido azul mojado por el agua. La miré con detalle dándome cuenta que tenía una herida sobre su pierna y estaba sangrando.

—¿Cuál es su nombre? —cuestioné pero ninguna respuesta salió de su boca—. Tendré que llevarte al palacio para que puedan darle atención médica a tu herida.

Me levanté de mi lugar haciendo que se sobresaltara.

—Tranquila, no te haré daño.

Le tendí mi mano y ella la miró con curiosidad antes de tomarla, pero al levantarse perdió la conciencia, logré tomarla en mis brazos antes de que se golpeara. La tomé en mi brazos antes de subirla a Max quien la miraba con cautela, luego subí yo antes de cabalgar de vuelta al palacio.

Volví a tomarla en brazos antes de entrar llevarla a la enfermería donde las beldades con poderes curativos trabajan, la dejé sobre una camilla antes de salir en dirección al jardín y dejarlas hacer su trabajo.

Tenía demasiadas preguntas cruzando por mi mente: ¿Quién es ella? ¿Por qué estaba atrapada en el lago? ¿Cuál es su nombre? ¿Es de esta Corte?

—¿Quién es? —la voz de mi mejor amigo me sacó de mis pensamientos—. ¿Quién es la mujer de la que se está hablando por todo el palacio?

Nadie podía hacer nada en este maldito lugar sin que nadie se entere.

—Ni yo lo sé —me miró con una ceja alzada tratando de averiguar si estaba mintiendo.

Se sentó a mi lado y me regaló una sonrisa.

—Es bonita.

—¿Fuiste a verla? —Killian asintió en respuesta.

—¿Cómo la encontraste?

Le conté todo lo que había sucedido y solo se limitaba a mirarme con diversión haciendo que me dieran ganas de golpearlo.

—Lastima que no era yo al que la dama vio primero —unió sus labios en un puchero haciendo que lo fulminara con la mirada—. No me digas que te gustó.

—Claro que no, ni siquiera sabemos nada de ella —rodó los ojos—. No podemos confiar en ella, por ahora hay que esperar a que despierte.

—Lo que usted diga, mi rey —. respondió en un tono de burla.

—Te recuerdo que si soy tu rey, Killian—una sonrisa se formó en mi rostro—. Y si yo quiero te mandó degollar en este instante.

—No te atreverías —solté una carcajada al ver su rostro pálido.

—Tienes razón. 

Zephyr

Cerré los ojos al sentir la luz sobre mis ojos, antes de abrirlos y acostumbrarme poco a poco a la luz. Me giré dándome cuenta que estaba recostada sobre una camilla, una mujer me miraba con dulzura y a su lado se encontraba una niña con características similares por lo que supongo es su hija.

—Al fin despiertas querida, estábamos comenzando a preocuparnos —comentó una de ellas con una sonrisa cálida.

—¿Cuál es tu nombre? —interrogó la niña a su lado, captando mi atención ya que su cabello era de color lila.

Traté de formular las palabras pero no salió ningún sonido de mi boca.

—Descuida —me acercó un vaso de agua a la boca para que bebiera—. Necesitas hidratar tu garganta.

Asentí mientras miraba a la mujer con desconfianza, lo único que recordaba era mi nombre, mi especie y mis poderes.

—Te dejaremos descansar un poco —dijo antes de hacerle una seña a la niña para retirarse de la habitación.

Miré a mi alrededor viendo que había otras camillas con beldades sobre ellas, hombres y mujeres, aún no comprendo cómo nuestra especie se llama "beldad". Me senté sintiendo un dolor recorrer todo mi cuerpo hasta caer sobre mi pierna que se encontraba cubierta por una especie de vendaje.

En la camilla a mi derecha se encontraba un joven de cabello rubio con su cuerpo lleno de marcas amarillas brillantes sobre sus venas, en su rostro se podía ver que claramente estaba sufriendo.

Como pude me levanté de la camilla aun con el dolor en la pierna presente, cojeando me acerqué al rubio y me senté a su lado haciendo que abriera los ojos, me miró con temor antes de tranquilizarse.

—A ti no te había visto por aquí —me encogí de hombros—. ¿No hablas? —negué.

El rubio tenía lindos ojos de un color azul hipnotizante, esta idea hizo que unos ojos verdes regresarán a mi mente. ¿Quién me trajo aquí?

—Me llamo Torin —soltó un suspiro—. ¿Puedo tomar tu mano?

Le tendí mi mano algo confundida por su petición.

—Te llamas Zephyr —solté su mano rápidamente y lo miré con desconfianza— Tranquila, ese es mi poder, puedo saber tu nombre, futuro, pasado, pero siempre evito el último.

Un gemido de dolor hizo que me sintiera mal de solo mirarlo, las marcas amarillas se multiplicaron, hasta llegar a su cuello.

No vayas a hacer nada de lo que te puedas arrepentir, advirtió mi conciencia.

Tomé la mano de Torin de nuevo y cerré los ojos activando así mi poder, al abrirlos este me miraba asustado, una masa negra lo rodeó absorbiendo las marcas amarillas hasta que desaparecieron al igual que la masa negra.

—¿Qué hiciste? —me miró sorprendido al ver que su sufrimiento había acabado—. Era veneno de flor, es imposible que pudieras hacer eso.

—¿Cómo hiciste eso? —cuestionó una voz masculina, imponente y conocida.

¡Hola!
Espero que hayan disfrutado de él primer capitulo de una nueva aventura que estoy escribiendo

Decidí que debo de tomarme mi tiempo para escribir con calma a mi tiempo y no al de los demás, debe ser algo que disfrute y no me frustre, así que dicho esto, tengan me paciencia con las actualizaciones 

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⏰ Última actualización: Mar 21, 2023 ⏰

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