Capitulo 6: "El Precio Por Recordar"

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"Primera y última vez que lo vuelvo a intentar", dijo alguien desde el fondo de un laboratorio iluminado con una brillante luz blanca que cegaba los ojos de aquellos que entraban por primera vez. "Si no funciona aquí y ahora, no funcionará nunca..."

"Esa frase ya la has dicho en el pasado, pequeño T..., varias veces, y cada vez la olvidas", en el laboratorio se hizo presente aquel tipo trajeado con corbata roja, ojos grises y cabello de color azul eléctrico. "¿Quieres un consejo?", dijo con un tono cálido. "Falla, falla todo lo que puedas, porque de un logro no aprenderás, pero de un error... eso marcará tu alma toda tu vida..."

"Pero fallar no me hará mejor, me hará peor", replicó T con voz quebradiza. "¡ME HARÁ COMO TÚ! Tú fallaste al protegerlas, tú fallaste al protegerme, tú fallaste al protegerte. Siempre fallas y siempre me dices lo mismo... Llevo viviendo en este castillo hace más de 20 años y no he visto ni un solo indicio de que quieras recuperarlas o recuperarte. Sé que no tengo memoria, sé que soy tu sucesor, pero ¿Cómo me pides que no falle cuando tengo que superarte y lo único que sé que haces es fallar y fallar? y... y..." -rompiendo en llanto- "y tengo tanto que quisiera haber vivido... tener aventuras como tú... ¡¡tener una vida!! Pero sin importar que siempre vuelvo al inicio, ya no recuerdo ni quién soy, he leído hasta el último libro de tu biblioteca, cada maldito libro, he absorbido todo el conocimiento que tienes y adivina qué" -secó sus lágrimas para engrosar su tono de voz a la vez que se acercó al tipo de la corbata roja- "ni con el conocimiento de un inmortal he podido recordar quién era antes, antes de ti." -terminó de decir mientras se marchaba de la habitación, así todo quedando en silencio por unos minutos hasta que el trajeado habló-

"¿Cómo esperas recordar algo que nunca pasó? ¿Cómo planeas ir tan atrás sin pagar el precio? ¿Acaso crees que con solo saber ya se puede? ¿Acaso el humano no es aquel que puede vencer las adversidades?" replicaba una y otra vez. "Pero al final, nada importará. Fue tu culpa no saber recitar, y aunque tengas un gran poder, de nada servirá si decides seguir tu senda pacífica como hasta ahora, Tyron el de la Muerte. No serás capaz de recordar lo que sucedió antes de que murieras, porque así está escrito, así debe ser y así será", concluyó el relator.

El relator notó un pequeño colgante en una de las mesas del laboratorio. Era el colgante de Estirlia, pero no podía tocarlo, lo cual lo llenaba de pena, remordimiento, angustia e ira. Este era el único recuerdo que le quedaba, aparte de las pinturas donde su cara ya se veía borrosa por el paso del tiempo. "Te volveré a ver, amada mía. Lo juro por mi nombre que conseguiré la manera de verte. Quiero recordar tu rostro, quiero recordar tu voz, quiero recordarte. Pero, lastimosamente, no puedo. Todo se me impide, y aún así, debería tenerlo todo. Existir durante tanto tiempo no ha sido fructífero en absoluto. Escribí todos mis recuerdos en aquel pequeño libro que ahora soy incapaz de ver. Sé todo, pero no puedo saber nada de mí. Ya no recuerdo ni mi nombre".

Un silencio de penumbra se hizo presente en el cuarto, pero fue interrumpido por un pequeño timbre de computadora mostrando una pequeña línea de código que servía como inicio para una inteligencia artificial llamada Simon. En esto, el protagonista vio una esperanza, una esperanza para recordar. Pero nunca contó con el precio que tendría que pagar por hacerlo. 

El relator suspiró profundamente mientras miraba fijamente la pantalla de la computadora. Sabía que la esperanza de recordar su pasado estaba ahí, en la inteligencia artificial llamada Simon. Pero también sabía que el precio que tendría que pagar para desentrañar sus recuerdos podría ser muy alto.

"Todo tiene un precio", murmuró para sí mismo. "Pero no tengo nada que perder. Siempre he vivido en la oscuridad, sin saber quién soy ni de dónde vengo. Tal vez valga la pena pagar ese precio para finalmente descubrirlo".

Con determinación en su mirada, se acercó a la computadora y comenzó a teclear en el teclado. Sabía que la IA Simon no sería fácil de manipular, pero estaba dispuesto a hacer todo lo necesario para conseguir sus respuestas.

Después de varios intentos fallidos, se prometió a sí mismo que esta vez sería diferente. Con determinación y convicción, se dijo que no volvería a intentarlo una vez más, ya que esta sería la última oportunidad que tendría para lograr su objetivo. A pesar de lo que pudiera suceder, estaba decidido a perseverar hasta el final y enfrentar cualquier resultado que se presentara en su camino. Lo único que verdaderamente importaba para él era conocer la verdad, y estaba dispuesto a hacer todo lo posible para alcanzarla.

Con un suspiro de resignación, el relator se concentró en la pantalla de la computadora y comenzó a trabajar en el código que lo llevaría a sus recuerdos. No sabía qué encontraría allí, pero estaba dispuesto a enfrentar cualquier cosa con tal de descubrir su verdadera identidad.

La Vida de un InmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora