capitulo 8:"Golpe de realidad"

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En medio de la penumbra, caminé por los pasillos fríos y silenciosos del Templo de D, con su aire impregnado de misterio ancestral. Las paredes rugosas parecían susurrar historias olvidadas y el aroma a incienso llenaba el ambiente, envolviéndome en una esencia sagrada. A medida que avanzaba, los tenues rayos de luz se filtraban por las pequeñas ventanas, creando un juego de sombras danzantes que parecían tener vida propia.

De repente, un escalofrío recorrió mi espalda. No estaba solo en el Templo. Había algo más, algo oscuro y siniestro que acechaba en las sombras. De repente, una figura emergió de la oscuridad. Era Tyron, la reencarnación del inmortal, y parecía tener algo en mente. En el corazón del Templo, me encontré frente a frente con Tyron, una figura imponente que irradiaba un aura de antigüedad y sabiduría. Sus ojos profundos y penetrantes parecían contener siglos de experiencias y su presencia envolvía la habitación como un halo de poder. Cada línea en su rostro era un mapa de las innumerables vidas que había vivido, y su voz resonaba como un eco ancestral en el recinto sagrado.

 Era Tyron, la reencarnación del inmortal, y parecía tener algo en mente. "¿Qué haces aquí, Tyron? " preguntó Erick con voz temblorosa. "He venido a reclamar lo que me pertenece " respondió Tyron con una sonrisa siniestra en el rostro. 

"Te esperaba, cazador", dijo Tyron, su voz resonando en mis oídos como un susurro sagrado. "Soy la reencarnación del inmortal al que persigues. He vivido muchas existencias, pero ahora, en esta forma, tengo el poder de detener mi legado y poner fin a mi inmortalidad."

La sala se llenó de un silencio casi tangible mientras absorbía sus palabras. La intensidad del momento se hizo palpable y sentí cómo mis sentidos se agudizaban. Pude percibir el suave roce de las telas antiguas al moverse en la brisa, y el tenue olor a cera quemada que emanaba de las velas que iluminaban la habitación.

"¿Por qué ahora decides enfrentarte a tu destino?" pregunté con cautela, sintiendo cómo mis palabras vibraban en el aire cargado.

Tyron fijó su mirada en mí, sus ojos reluciendo con una chispa de determinación. "He visto los estragos que mi inmortalidad ha causado a lo largo de los siglos. He aprendido lecciones amargas y he conocido la soledad en su máxima expresión. Es tiempo de que esto llegue a su fin. Estoy dispuesto a enfrentar cualquier consecuencia que esto conlleve."

A medida que hablaba, noté cómo las sombras se alargaban y se estiraban a nuestro alrededor, danzando al compás de nuestras palabras. El aire se volvió denso, como si la historia misma estuviera esperando su desenlace.

En ese momento, comprendí la magnitud de nuestra confrontación. El destino había tejido sus hilos de manera impredecible, y ahora estaba en mis manos decidir el curso de la historia. La inmortalidad y la redención chocaban en una encrucijada única, y el Templo se convertía en el epicentro de este encuentro trascendental.

Lentamente, una sombra maligna se arrastró por el suelo del Templo, envolviendo todo a su paso. Un aura oscura emanando de Tyron Dijo: "Has caído en mi trampa, Erick Mindmaster", murmuró Tyron con una voz gutural y llena de veneno. "Este templo, que una vez fue tu refugio, se ha convertido en tu tumba."

 Un escalofrío recorrió mi espalda mientras luchaba por mantenerme en pie. Los muros del Templo parecían retorcerse y deformarse, como si fueran extensiones de la propia oscuridad. La atmósfera se volvió espesa, asfixiante, y un viento helado sopló a través de la sala, llevando consigo un olor a sangre y muerte. 

 Tyron se abalanzó hacia mí, sus movimientos ágiles y precisos, impulsados por una fuerza que desafiaba toda lógica. Esquivé su primer ataque, pero su siguiente embestida fue implacable. Sus dedos se convirtieron en garras afiladas y desgarraron mi carne, arrancándome gritos de agonía.La sala se inundó de un torrente de sangre, que se mezclaba con las sombras que danzaban alrededor de nosotros.

 Mis fuerzas se debilitaban rápidamente, pero luché con la última pizca de energía que me quedaba. Agarré mi arma con mano temblorosa y la hundí en el pecho de Tyron, pero su risa malévola resonó en mis oídos mientras retrocedía sin inmutarse."¿Crees que puedes derrotarme, cazador insignificante?" escupió Tyron, su voz retumbando con un tono despreciativo. "Soy más antiguo que los propios dioses, y tu intento de desafiarme solo aumentará mi poder."

 Caí de rodillas, sintiendo cómo la vida abandonaba mi cuerpo. Mis fuerzas se desvanecían mientras observaba impotente cómo la oscuridad consumía el Templo de D y la esperanza se desvanecía.La última imagen que quedó grabada en mi mente fue la figura de Tyron, con su sonrisa burlona y sus ojos llenos de triunfo. La oscuridad me envolvió por completo, y el Templo de D se convirtió en un escenario macabro de sangre y dolor.Mi destino había sido sellado en las entrañas del Templo. La batalla final se había perdido y, con ella, cualquier esperanza de detener la inmortalidad maldita que amenazaba al mundo

 El dolor era insoportable, pero Erick sabía que no podía rendirse. Con un último esfuerzo, logró arrastrarse hacia la entrada del templo. Allí, encontró una fuerza que no sabía que poseía y se levantó, dispuesto a luchar hasta el final.La batalla que siguió fue épica. Sangre, vísceras y partes del cuerpo volaban por todas partes. Ambos lucharon con una ferocidad que sólo se ve en las leyendas más oscuras. 

 Finalmente, Erick logró hacer retroceder a Tyron y escapar del templo. Aunque había sobrevivido, nunca volvió a ser el mismo. Ahora, siempre estaría en guardia, sabiendo que el mal aún acechaba en las sombras y que cualquier cosa podría suceder en cualquier momento.

La Vida de un InmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora