15 de Febrero del 2021.

El avión de Magalí Rivero aterrizaba en Ámsterdam con turbulencias, si le llegara a mencionar semejante hecho a su viejo sería como pegar el grito en el cielo. Obviaria comentarios sobre el aterrizaje cuando su familia la llamara.
Los nervios la carcomían, estaba recientemente recibida y debido a los voluntariados de "médicos sin fronteras" que realizaba cada verano desde que ingresó a la facultad, tenía las herramientas suficientes para lograr conseguir un puesto de trabajo con buena paga a nivel internacional.

La rubia llegaba como la nueva Doctora de el Club Ajax - Ámsterdam, Holanda.
Estaba al tanto por su hermano mayor que habían compatriotas dentro del plantel de jugadores, y esperaba no ser la única con acento argentino.

Le habían comunicado vía email que el asistente del presidente club se encargaría de pasar por ella al aeropuerto e instalarla en el edificio que el club le brindaba de alojamiento hasta instalarse allí.

No hubo mucho contacto, el hombre de unos cuarenta y tantos se encontraba con un cartel escrito en español: "Dra. Rivero AJAX"
Lo siguió como perrito faldero, ya que no obtuvo respuestas ante el saludo otorgado más que un asentimiento de cabeza, esperaba que el resto de sus compañeros fuera un poco más comprensivo con su llegada y la buena predisposición para socializar.

El camino al edificio fue eternamente largo, sus auriculares no tenían batería, su celular estaba a punto de morir y no tenía una barra de señal. Tras 14 horas de vuelo y veinte listas de reproducción en Spotify, no podía pedir más.
El auto se detuvo frente a una inmensa torre de vidrio, indicándole que había llegado a destino, la hora seguramente rondaba las 11 de la mañana y su estómago rugía con necesidad de alimentarse, el hombre que conducía rió levemente y ella le sonrió por el retrovisor, siendo vigilada por su "jefe" o lo que sea que el viejo fuera dentro de la relación laboral que ahora los unía. 

Descendió del vehículo con notoria incomodidad, siendo observada por los dos pares de ojos mientras uno le consultaba al otro, en su idioma inglés:

—¿La nueva? Es una niña— acotó petulante el conductor.
—Seleccionada por el nuevo presidente del cuerpo médico, veremos qué tal funciona bajo presión— rió el cuarentón palmeando el hombre del conductor.

Hablaban de ella como si no estuviera presente o si no supiera hablar su idioma, ¿quién en su sano juicio trabajaría en un lugar donde no puede hablar el idioma? ¿La creían estúpida?

Magalí no dio pie a continuar con su despectiva charla y abrió el baúl con intenciones de ingresar al hall principal de la imponente estructura.
De mala gana bajó sus pertenencias y cerró con mucha fuerza la caja trasera del transporte.
Fue insultada por su actitud, pero prefería que la odien por hacerse respetar que por burlarse de ella como una simple nena inmadura.

—Estas son las llaves de tu apartamento, piso 11 A.
Mañana te quiero a las 04.30 am en el predio de entrenamiento, vas a comenzar por aprender las historias clínicas de cada jugador. El predio está a 4 cuadras de acá. Luego verás como manejarte en la ciudad, es fácil con Google Maps una vez que instales el número de Holanda. Por cierto, soy Peter Krul— había informado todo eso en milisegundos para salir disparado por la puerta.

Magalí quedó sola en el ambiente que ahora veía vacío, vacío de gente. Ella que estaba acostumbrada a compartirlo todo con sus hermanos, ahora tenía metros y metros solo para ella. En completa soledad, quizá en algún momento de su vida fue lo que soñó, pero ahora que lo tenía no se sentía con emoción.
Dudó durante meses si llegar ahí, si realmente debía viajar tan de repente después de recibirse, si su familia podría sustentarse con la situación económica después de pandemia.
Su hermano Mateo trabajaba en una concesionaria de autos y su padre en una gráfica grande de Buenos Aires, claramente como un operario más. Pensaba en Martu que estaba pronta a cumplir los 15 años y probablemente no esté ahí para la preparación de los mismos. En su mamá que había pasado tantas penurias desde el 2020 y no quería dejarla sola, pero debía para enviar dinero a Argentina.
En su país un recién egresado de medicina vivía de guardias no pagas, y su familia no podía darse el lujo de tener más pérdidas que ganancias. Así que se convenció de que había tomado la decisión correcta.
Si algo la podía hacer cambiar de opinión, era Eric. Magalí estaba perdidamente enamorada del mismo chico con el que comenzó a salir en el secundario, como toda pareja tuvieron sus desventajas, sin embargo ella no podía imaginar su futuro de otra manera que no fuera con él a su lado.
Eric estaba pronto a viajar a Estados Unidos con intención de probar suerte en el Tenis, deporte que practicaba desde siempre, existió la propuesta para que ella viajara junto a él pero no le brindaba ese país las mismas posibilidades que este.
Así que se imaginan el resto de la historia,
una relación a distancia que esperaba con todo su corazón que funcionara.

Éxtasis - Lisandro Martinez. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora