Éxtasis - Lisandro Martinez.

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16 de Febrero 2021.  》 Magalí.

La alarma sonó 03:30, si Eric estuviera a su lado le diría que es la hora del diablo y estaría cagado hasta las patas de sacar el cuerpo bajo las sábanas.
Rió internamente y apagó el celular.
Batería al 100%, después del trabajo debería ir a la ciudad a comprar un chip con el número local, para obtener buen Internet y comunicarse al exterior.
El día anterior se lo había pasado acomodando las pertenencias que trajo, documentación, ropa, elementos de uso personal, recuerdos, iba a ser una experiencia dura.

Maga salio de la cama directo a la ducha, su cuerpo pedía a gritos un baño para despavilarse, no debía elegir ropa porque claramente el ambo la salvaba.
Tenía una credencial junto a la mesa chiquita que se encontraba frente a la puerta:

"DRA. RIVERO MAGALÍ V.
 A. F. C. Ajax MEDICAL STAFF"

El camino al predio fue tranquilo, por suerte lo visualizo a distancia y no hubo necesidad de googlear el trayecto, estaba ansiosa por conocer a la gente con la que trabajaría los próximos años.
Se detuvo en seco frente al oficial de seguridad que estaba a la entrada del lugar y le ofreció su credencial, éste la miró amable:

—La famosa argentina, mira que sos la primera incorporación femenina al staff médico del club. No esperaba que fueras tan joven— comenta el señor que portaba una credencial como la suya pero con el nombre de "Adam Wells".

—¿No hay mujeres?— soltó la rubia extrañada.

—A ninguna mujer le gusta convivir con tantos hombres que tienden a ser catalogados como el sector más machista de los deportes— sonrió extrañado como ella con su pregunta.

—Estoy ambientada al fútbol por mi hermano y mi papá, ambos son hinchas de un club grande de mi país. No vi mejor oportunidad que ejercer mi carrera en un ambiente que conozco como lo es el deporte— explicó Rivero.

Adam se dio cuenta que la chica iba a ser un gran aporte al plantel de hombres grandes que residían en aquel club como cuerpo médico. Hace poco también había ingresado como psicologa deportiva una joven británica pero ningún Sudaméricano era parte del staff.
Sabía que los muchachos argentos del equipo se iban a sentir acompañados por alguien de su patria y viceversa.

La recién llegada recorrió los pasillos hasta llegar al área de salud, allí la esperaba el mismo hombre de ayer con una caja de ficheros y una computadora:

—Buenos días doctora, le dejo el historial clínico de cada jugador y lo va a actualizar en el sistema del club. Llame uno a uno por orden alfabético y actualice los datos necesarios. Espero que tenga una linda jornada— parecía ser un señor de dirigir las palabras contadas para entablar una conversación. No podía juzgarlo, hoy se había comportado.

Repasó con su vista cada carpeta transcribiendo los datos solicitados en un formulario, una vez que finalizó al rededor de las 07 de la mañana decidió ir por un café; sabía que en quince minutos los muchachos desfilarían por el consultorio.

Había una máquina de café justo fuera de su consultorio, le habían colocado un gafete:
"RIVERO Magalí.
Licenciada en Ciencias Médicas."

Sonrió por inercia. Uno de los chicos chocó contra ella intentando llegar a los vestidores que se encontraban a unos cuantos metros de su ubicación.

—Disculpe señorita, no fue mi intención chocarla— tartamudeó un castaño con notoria dificultad para hablar el idioma. Lo miró comprensiva.

—No pasó nada— respondió en español con su característico acento porteño.

—¿Sos la nueva Doc, no? Yo le dije a los pibes que iba a ser argentina, nos la debían— murmuró lo último entusiasmado.

—Lo soy— rió nerviosa, no esperaba charlar tan rápido con un compatriota.

—Un gusto, Lisandro Martinez— extendió la mano el castaño, llena de tierra y transpiración, casi la retira pensando pedir disculpas por su condición antihigienica pero ella tomó su mano.

—Magalí, Magalí Rivero. El gusto es mío— estrecharon el saludo con amabilidad. Lisandro tenía una espina en el ojo con el hecho de que dentro del staff solo habían puros europeos, él y sus compañeros lo habían reclamado y raramente (sarcasmo) ahora hay una jovencita de su país como nueva adquisición del ajax.

Martinez se encaminó a los vestuarios y chusmeó con sus compañeros sobre la nueva Doctora.
Estaban felices de conocer a alguien que podrían llegar a considerar como una par.

Magalí terminó su café y procedió a salir nuevamente del consultorio para observar que todos estén situados para comenzar la tanda de revisión.
Stekelenburg.
Gorter.
Pasveer.
Onana.
Timber 
Schurus
Hillen
Mazraoui
Rensch
Blind
Martinez
Magallan

Nadie iba a saber si los atendía en orden alfabético, ella creyó que era mejor hacerlo por orden de llegada y a los jugadores no les molestó.
Todos estaban siendo amables y buenos anfitriones, le contaron datos importantes del lugar, le recomendaron buenos lugares de comida y la aconsejaron sobre como llevar la vida acá, que ahora sería su segundo país.

El argentino con el que chocó, Lisandro, era demasiado callado. Sabía que él le reveló a los demás quién era ella y estaban muy felices de tener una acompañante cercana a su edad.

El último en aparecer fue el otro argentino del equipo, lo había mencionado Martinez en su turno:
Nicolas Tagliafico.

Ojeó el expediente

Nicolas Tagliafico (italoargentino)
Banfield, Buenos Aires - Argentina.
31/08/1992.

Independiente 》 Ajax.

Sin dudas con este se iba a llevar bien, compartían hasta localidad. No esperaba demasiada coincidencia.

—Disculpe la tardanza doc, es que tenia cita con la psicologa de ante mano— habló gustosamente en español mientras cerraba la puerta.

El joven sabía por su amigo Lisandro que la muchacha no necesitaba charlar en inglés, al contrario, la iban a hacer entrar en confianza y comodidad hablando su idioma.

—No es problema, proceda a quitarse el calzado y subir a la balanza por favor— indicó con sigilo.

El hombre la miró con delicadeza por lo suave que parecía la chica delante sus ojos, él creía haberla visto en algún lado pero no recordaba dónde.

—No voy a dejar en dudas que sos porteña como yo, pero ¿de qué parte de buenos aires sos?— consultó con curiosidad mientras nuevamente se calzaba porque el peso había sido anotado.

—Banfield. Nicolas tu historial es perfecto, por suerte ninguno de ustedes parece que me vaya a dar un dolor de cabeza— bromeó.