~03~

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Al día siguiente la alarma de la pelirroja sonó varios minutos antes de lo establecido por lo que se levantó, sintiendo su cuerpo totalmente entumecido por el dolor, colocándose unos jeans azules y una sudadera roja junto a sus convers, una vez se había cepillado el pelo, bajó, notando que no había nadie así que asumió que Scott se había adelantado.

Como no tenía nadie que la llevara, ya que Stiles le había avisado que llegaría más tarde, decidió comenzar a caminar, pues no quería llegar tarde, era un camino bastante largo, y sabía que si no se apresuraba, llegaría tarde, el problema era que le dolía el cuerpo como si le hubiesen pegado una paliza, pero no, solo era ella con su día a día, tan sumida estába en sus pensamientos que no notó que un camaro negro se paraba a su lado, bajando de este Derek Hale, quien había estado siguiendo a la chica sin saber la razón.

—¿Quieres que te lleve?

—¿Me hablas a mi?—Preguntó la chica, desconcertada pero con su rostro impasible.

—¿Ves a alguien más? —Respondió él, igual con el rostro serio pero notando que estaba de buen humor.

—No, pero considerando que eres un tio que estaba en el solitario bosque del cual no conozco nada más que su nombre, no pretendas que no se me haga extraño que estés aquí, ahora, hablándome, cuando estoy segura de que tu no sabes mi nombre.

—Cierto, ¿Como te llamas?

—Audrey Blackwell—Respondió con el rostro serio.

—Llegarás tarde si no te llevo.

—¿Como se que no eres un asesino?—Antes de que el azabache respondiera ella se adelantó—No importa, si me matas, una faena menos—Se encogió de hombros y entró por la puerta que Derek le había abierto, sin ver la mueca de confusión que se formaba en el rostro del lobo.

—¿Tienes tics nerviosos?—Preguntó después de ver la pierna de la chica moverse frenéticamente mientras rodaba una y otra vez los anillos en sus dedos.

—Es ansiedad.

—¿Tienes ansiedad? ¿No eres muy pequeña?

—Sufro ansiedad desde que tengo siete y ataques de pánico desde los diez—La pelirroja no sabía por qué le estaba contando eso a un desconocido pero una sensación de comodidad se instaló en su pecho cuando habló con el.

El azabache sólo se quedó mirandola, pero no con lástima como solían mirarla si no con impresión, una vez llegaron el se bajó para abrirle la puerta, y mientras ella se bajaba puso su mano en la espalda de ella como un impulso, quitándola de inmediato al sentir como sus venas se volvían de color negro por el dolor que acumulaba el pequeño cuerpo de la pelirroja.

—Te duele.

—¿Que?

—¿Sientes dolor?

—Eh no, pero se me hace tarde, gracias por traerme, adiós—Se despidió rápidamente sin querer que la descubrieran.

Mientras, el lobo miraba por donde la pelirroja se acababa de ir, preguntándose a si mismo como un cuerpo tan pequeño podía aguantar tanto dolor sin morirse, poco sabía él, pues tal vez no estuviese muerta físicamente, pero Audrey Blackwell había muerto en vida hace mucho tiempo.

Mientras, el lobo miraba por donde la pelirroja se acababa de ir, preguntándose a si mismo como un cuerpo tan pequeño podía aguantar tanto dolor sin morirse, poco sabía él, pues tal vez no estuviese muerta físicamente, pero Audrey Blackwell había ...

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