No pudo evitar sentirse mal cuando vio la figura del padre irse enojado a su tienda. ¿Cómo podía el padre soportar la tentación de consumir aquellos gusanos? Al final él a hecho el mismo recorrido que todos,pero a repudiado la carne como ninguno. ¿Que clase de castigo le daría Dios por comer esos gusanos? Como decía el Padre aquello era condenado por el creador. Luego de haber cometido este pecado el miedo de la posible corrección comenzó a hacerle entrar en pánico. Lo mejor sería ir a solicitar ayuda santa. Podía sentir el mareo de su cabeza instalarse en sus piernas convirtiendo sus pasos en un inconsistente baile deforme ocasionando que en el camino se chocará con un Mimosin,llevando eso a la caída de un cuchillo,algo de lo que ninguno se percató.
-¿Pa[...]dre?--Intentó adentrarse en la carpa con la dificultad que el alucinógeno causaba en sus acciones--.
El oso morado se alejó de su blanca almohada para mirar a través de sus lentes al rosado. Se acercó un poco a él para ayudarle a ingresar.
-¿Qué ocurre,hijo mío?--Se sentó sobre la cama provisional mientras el oso rosado imitaba la acción un poco lejos de él--.
El más ancho pensó sus palabras con la vergüenza de cualquier cristiano antes de confesar un pecado.
-Tengo miedo,padre...--Sus palabras se tropezaron con su lengua,lengua que casi no podía sentir--.
-¿De qué temes,hijo mío?--La voz llena de tranquilidad que caracterizaba al Padre se hizo presente--.
-De Dios--Sus manitos se juntaron acompañadas del movimiento de sus hombros al subirse--.
El religioso se quedó pensando un momento,había oído sobre el miedo a la furia de Dios,pero un miedo directo al creador no era del todo típico. No creía que Gordi fuera un pecador tan grande como para temerle a su creador.
-No entiendo de que puedas temer--Tomó las manitas del otro para que se relaje--.
Gordi empezó a balbucear algunas palabras sueltas sobre como había pecado por comer aquella carne mientras empezaba a sollozar. Aquello lo dejó pasmado,intentó explicar que Dios puede perdonar,que el castigo sólo era para los malos,pero eso no calmaba al rosado.
-No temas,hijo mío,aquello me dolería en el alma--Se inclino sobre Gordi para abrazarlo--.
La forma en que aquel osito lloraba llenaría de pena incluso al alma más apática y la idea de que era por alguien tan bondadoso como Dios sólo empeoraba el sentimiento que tenía el Padre. Intentaba consolar al otro hijo de Dios acariciandole la cabeza con la palma,una vieja creencia que se tenía de que eso tranquilizaba a los más pequeños.
-¿Gordi?--Era la primera vez que llamaba a uno de los reclutas por su nombre--.
El rechoncho se había dormido al poco tiempo de sentir ese tacto,le recordaba a su madre. No mentiría si dijera que estar así era bastante gustoso: Era cálido en contraste con el frío que entraba de afuera y además Gordi olía dulce como una panadería. Empezó a recostarse de a poco,de todas formas sacarse a Gordi de encima y recostarlo a su lado era mucho trabajo para un cuerpo agotado como el suyo,tampoco es como si hubiera suficiente sábana para ambos si dormían lado a lado.
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