El hijo|Gordi x El Padre|

Hijo

Las maderas estaban descuidadas,llenas de polvo,haciéndolas lucir grises,como el resto del lugar,se acompañaba todo con un olor fuerte a humedad que era filtrado por los agujeros y las maderas separadas por donde entraba lineas de luz cálida.
La cara del bebé es escondida en el pecho de su padre para evitar que respire partículas de polvo y se enferme.
La mirada del morado se frunce con pena por el estado de aquella casa que heredó.

-Es...--Murmura su pareja mirando hacia todos lados--.

-Lo sé, lo siento--La cabeza se agacha como si fuera un niño pequeño luego de recibir un regaño--.

-No, es perfecta--Los ojos rosados miran con ilusión toda la casa,una sonrisa se va formando en ese rostro--.

Antes de que pudiera siquiera decir algo,Gordi se le escapa y comienza a pasear por toda la casa,deteniéndose en la cocina.
La enorme ventana arriba del lavamanos le trae viejos recuerdos,da algunos pasos viendo el patio,se veía perfecto con aquella iluminación que daba la primavera.
Mece un poco al bebé, casi como una niña jugando con su muñeca mientras,en realidad,esta en cualquier otra cosa ejerciendo el movimiento de manera inconsciente.
El religioso se acerca, siguiéndolo como un perro obediente con su amo. Sólo unos pasos y enreda su brazo en el cuerpo de su oficial pareja.
Ambos miran aquel paisaje,había toda una vida por delante. Quizás les quedaba poco a ellos en aquel sitio,pero para su bebé este era el momento más importante del mundo,sus padres,en la casa donde le criaran,en el patio por el que correría,en la cocina donde le harán de comer toda su vida. ¿No era extraña la vida desde este punto?.. ¿No era fantástica?

-¿Creés que lo haremos bien?--Murmura la fina voz mientras consigo acompaña un pequeño apretón hacia su propio hijo--.

-No,para él lo haremos fantástico--Junta un poco sus cuerpos,lo suficiente como para apoyar su cabeza sobre la de Gordi--.

El brillo naranjo les cubre el pelaje,las partículas siguen bailando dentro de la casa. Los descuidados arbustos,del patio,se siguen meciendo a la par del aire.
Su bebé bosteza y ahí estaba la representación de su unión,aquel crio al que adorarían hasta el último de sus suspiros. Ya sabían que no estarían preparados,todo en este mundo cambia y los más pequeños siempre serán cajas llenas de sorpresas,pero lo amaban,siempre lo harían,así que estaría bien.
Ahí estaba la mayor presencia de su amor,tanto para el otro como propio,especialmente para él. Tanto lo amo su madre que pujó con todas sus fuerzas para que naciera,tanto lo amo su padre que,de a hora en adelante,sólo velaría y trabajaría para su bien.

-Vamos afuera, barremos más tarde--Sin separarse del medio abrazo se van caminando--.

El pequeño busca sacar la cabeza buscando acostumbrarse al aire fresco y nuevo. Mueve su boca intentando comprender qué ocurre usándola,como si quisiera meter el mundo allí para descubrirlo por su falta de compresión en el resto de cosas.

Poco a poco los días fueron pasando como agua por cascada,de días se convirtieron en semanas y de semanas a meses. Seguían tan amorosos como antes,tanto entre ellos como con el bebé.
Tuvieron mucho que limpiar,pero también mucho que hacer. Los bebés son seres encantadores que necesitan mucha atención,por lo que pasaron bastante tiempo juntos intentando descubrir qué quería su hijo para dejar de llorar tanto en las noches como en los días.
Ahora mismo Gordi planchaba la ropa de su marido e hijo,asegurándose de no dejar ni una arruga visible en ninguna de las prendes recién lavadas. Levanta el trajesito para el bautizo que le darían al más pequeño. Era preciosos y adorable de ver,sería incluso más encantador cuando se lo pusieran haciéndolo ver como un pequeño fino.
Se frota los ojos cansados por la falta de sueño. Sí,el bebé era su vida,pero no por eso dejaba de ser un bebé;lloraba,se quejaba,les sacaba la paciencia y en más de una ocasión provocó una pelea con su esposo. La más fuerte ocasionó que el religioso se fuera de la casa por unos días,pero se amaban y las peleas eran cosas recurrentes en las parejas.

-Gordi,ya volví--Cantonea el oso de pelaje violeta mientras entra con su hijo entre brazos--.

Ambos habían salido a un pequeño paseo esa misma mañana.
El rosado acuna a su bebé entre sus brazos para dirigirse al pequeño trajesito.
Su marido lo ayuda a ponerselo,ambos se sonríen al apreciar el aspecto del más pequeño.
Con cuidado ambos se mueven hasta el patio,allí esperaba una fuente de agua pequeña rellena de líquido santo para renovar el cuerpo más joven.
Cosas caseras.

Una mano rosada mece una cuna decorada con pedazos de tela cosidos de distintas maneras. Allí dentro esta un bebé que poco a poco respira más calmado recordando su tiempo en que todavía era gestado. Todo tranquilo y con esa dulce voz de fondo.
Gordi termina de dormir al bebé con el fin de irse al cuarto con su pareja. Pasa por el pasillo largo que separa ambos cuartos y al entrar se recuesta al lado de su esposo mientras apoya su cabeza en el pecho ajeno.

-Lo estamos haciendo bien--Un leve murmuro escapa de los labios del de anteojos--.

El rosado sólo achina sus ojos con alegría para luego cerrarlos totalmente,relajando su rostro en el proceso.
Su pareja se queda despierto unos segundos extras,pensando en cómo la vida se había convertido en esto. Al principio sólo quería ayudar en el ejército y ahora tenía una familia a la que no cambiaría por nada. Un esposo al que adora,una casa caliente a la que siempre volver,un plato de comida sobre la mesa todos los días,una cama y un hijo al que todos los días se asegura de enderezar un poco más.
Sí,lo estaban haciendo bien. 

Buenas noches,Punpun.
Clorin colorado esta historia se a acabado. Se despide,el autor.