Introducción

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  Ese lunes el Sol brillaba con fuerza sobre la ciudad de Denver, y el verano hace poco se había despedido dándole la bienvenida a su sucesor junto al nuevo curso escolar.

  En el centro educativo de enseñanza primaria el típico ambiente de alegría y emoción se hacía presente. Los niños estaban contentos por reencontrarse con sus amigos luego de unas largas vacaciones, aunque por supuesto también estaban los desanimados por tener que regresar a las clases. De todas formas el día ya había recorrido las primeras horas, y todos de alguna forma se iban acostumbrando de nuevo a la rutina.

  Todos, excepto Achilles Bianchi. El niño de diez años no podía acostumbrarse al nuevo ambiente. Y aunque él ya era mayorcito y llevaba algunos años en la escuela, el ambiente era nuevo para él debido a que junto a su familia, hace poco se había mudado de Italia al país norteamericano y eso no le hacía muy feliz que digamos.

  En el horario del recreo salió al patio escolar donde los niños iban a tomar aire fresco para merendar o juguetear por ahí, cosas típicas de los niños ¿No? Pues él prefirió quedarse oculto en la sombra de un árbol, alejado de los demás. Podría acercarse y tratar de hacer amigos, pero también estaba el hecho de que su inglés fallara y no quería hacer el ridículo. Además, en el fondo elegía quedarse solo.

  Lo que el desconocía es que ese sitio también había sido elegido por otra persona que al igual, no quería estar cerca del resto de niños. Solo que a diferencia de él, era por su timidez.

  Lía Clayton de cinco años, estaba sentada del otro lado del árbol, intrigada por la presencia del desconocido que parecía distraído con la mirada fija en algún punto. Normalmente ella no se le hubiese acercado, ni siquiera hablado, pero por alguna razón sentía la necesidad de hacerlo. Al fin y al cabo, estaban en el mismo lugar, apartados de todos. Entonces, algo en común debían tener ¿No?

—O-Oye... —murmuró Lía tímidamente poniéndose de pie y asomándose para verlo semiescondida detrás del tronco

—¿Qué? ¿Quién está ahí? —El italiano volteó a ver de quién se trataba un poco asustado

—N-No te asustes... No quiero molestar, s-solo quiero hablar contigo... —susurró detallando el rostro del chico claramente mayor que ella

  Tenía el cabello rubio cenizo y sus ojos eran sin dudas los más atrapantes que había visto en su corta vida: estos eran de un azul claro hermoso. Además, sus facciones eran delicadas y todas eso lo convertía en el niño más lindo que Lía conocía hasta ese momento.

  Algo similar pasó por la mente de Achilles, quién miraba a Lía como si fuera una muñeca de porcelana. Empezando por su estatura, sus labios eran finos y rosados, su cabello dorado y poseía unos grandes y brillantes ojos verdes que no se parecían en nada a los de su madre.

—¿Qué haces aquí? —cuestionó él ya más tranquilo. Aún así no dejaba de sentirse intrigado por la presencia de la niña, ya que por su tamaño intuía que pertenece al kinder, y no es usual ver a los niños de esa división en donde los de primaria

—Estoy esperando a mi hermano... Sin querer se llevó mi cuaderno y me dijo que lo espere hasta que lo traiga, pero e-es que me da un poco de miedo estar con niños más grandes —explicó inmediatamente suspirando con pesar—. ¿Y tú?

  Achilles tardó un poco traduciendo cada palabra y formando oraciones para entender lo mejor posible a la pequeña. Al hacerlo llegó su respuesta:

—No me gusta estar con los demás niños... —respondió con sinceridad encogiéndose de hombros

—¿Por qué?

  Varias palabras vinieron a la mente del rubio para responder esa pregunta, pero sabía que una niña pequeña no iba a entender psicología así que no iba a enredarle con esos términos.

Love In The Ice [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora