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Sunoo miró el fondo de su casillero como si allí dentro pudiera esconderse un rato del mundo. Todos metidos en sus propias burbujas, admirando los libros, repasando mentalmente su día y tratando de despertar su cabeza luego de verse obligados a despertarse antes de las ocho de la mañana.

tenía mucho en mente, un tren mental lleno de vagones cargados de pensamientos y a la vez, de vez en cuando, se encontraba con algunos vacíos. Estaba perdido allí dentro, pero por fuera, solo estaba mirando el fondo de su casillero con una nota en la mano derecha y la otra sosteniendo la puerta del mismísimo cubículo de libros.

Tal vez estaba esperando que el tren chocara en algún momento y se desbordara todo el contenido en las vías. Quizá quería vaciar su mente por un rato y no cargarla más, solo que no sabía muy bien cómo, no cuando sobre pensaba cada maldito segundo de su vida.

Al final, cuando dicen que uno mismo es su propio enemigo, tienen razón.

Repasó en su mente lo que debía hacer en el día. Clases aburridas que prestaría atención hasta que su cerebro le pidiera dibujos en los márgenes de las hojas. Recreos eternos escuchando a Jay y Jake discutir sobre la noticia que fue tendencia en Twitter la noche anterior. Clases de cerámica donde retaría a su subconsciente por no saber retratar lo que sus ojos ven en un pedazo de arcilla. Y, por último, y lo más importante de hecho, ignorar toda interacción, presencia o mirada con el chico nuevo del que no sabía absolutamente nada.

Un suspiro lleno el casillero con olor a pasta dental y antes de que pudiera volver a la realidad solo, una mano en su espalda hizo a su cuerpo sobresaltarse y chocar con el muro que separaba su mente y la vida real.

-¡No hagas eso! —le reprochó a Niki, quién soltaba una carcajada al ver que asustar al mayor era demasiado fácil.

-Eso te pasa por estar todo el día metido ahí dentro —le devolvió, señalándole la cabeza de Sunoo.

-Me gusta estar aquí dentro, gracias.

Sunoo cerró el casillero, sabiendo que, a partir de ahora, tendría que alejarse de su cobija mental para pisar tierra firme. Dura realidad adolescente, solía creer, pero ahora afirma que todos los humanos pasan por eso en algún momento.

- ¿Cómo estás? —preguntó de golpe Niki, sacando una botella de agua y tomando de ella. Sunoo se preguntaba si ese era su desayuno realmente o había comido o bebido algo más antes de la escuela.

- ¿Bien? ¿Desde cuándo te interesa mi estado?

-Desde que te vi perder el brillo en los ojos ayer por la tarde —le recordó, mirándolo serio y con la botella entre sus labios.

Sunoo solo podía recordar una cosa de la tarde anterior, y se supone que estaba en proceso de negación, dónde afirmaba que no existía tan suceso, así que solo retrocedió un poco más en el recuerdo, cuando odiaba que Ali y él ya no tuvieran la misma química que antes.

-Está bien. De cualquier forma, es solo por la etapa del año. Siempre está ocupada en esta...

-Sun —Niki lo detuvo. El mayor siguió caminando, ignorando su llamado. Quizá debía enfrentar esa realidad, pero aún no estaba listo.

-Sé que luego estaremos bien de nuevo. Somos jóvenes aún, ¿no? Ya vamos a...

-Kim Sunoo —le reprochó por la espalda, deteniendo al mayor de una vez por todas. Había usado su apellido, era serio—. ¿Cuánto tiempo vas a ignorar lo obvio?

-Hasta que mi corazón tenga una armadura lo suficientemente fuerte para no romperse cuando caiga a la realidad —susurró, mirando al suelo y recomponiéndose al segundo. Se dió la vuelta y le dedicó una media sonrisa a Niki. —¿Hablas de que estamos llegando tarde a la clase de teatro?

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⏰ Última actualización: Mar 21, 2023 ⏰

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