Anna

«Día veintiuno»

Anna llego a donde Beau había estado internado por los últimos dos meses y sin autorización de los médicos entró a la habitación.

—Beau, no me vuelvas a hacer eso idiota —reclamó Anna con una sonrisa en la cara al ver los hermosos ojos verdes de su mejor amigo.

—Que buena bienvenida —bromeó Beau mientras fruncía el ceño algo incómodo.

—¿Que sucede?

—No tengo nada abajo de esta bata y es un poco incómodo —murmuró causando la risa de Anna.

—Creí que me habías abandonado, creí que me habías dejado sola —explicó Anna destilando preocupación en su voz.

—¿Dejarte sola? Ni loco, mucho menos cuando andan muchos chicos sueltos por ahí.

—Idiota.

—Considéralo unas vacaciones de mi parte. ¡Espero hayas salido un poco! —apuntó con media sonrisa Beau mientras cerraba sus ojos.

—Nos pondremos al día después. Te amo —susurró besando la frente de su mejor amigo sintiendo un peso menos.