Capítulo Único

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Satoru Gojo recordó haber estado encerrado en el Reino Prisión y estar recordando sucesos pasados, perdiéndose en la melancolía, cuando sintió sus párpados pesar e ir cerrándose. En un primer momento creyó que era el sueño, pero supo antes de perderse en la oscuridad que no era eso. El vacío en su pecho se lo dijo. Había muerto por falta de energía maldita para sostenerlo, pues la prisión lo mantenía vivo gracias a su propia energía. Y cuando se quedó sin, la única razón por la que aún se mantenía en el mundo desapareció. Satoru Gojo fue consciente de que había muerto.

Y creía que después de ella no había nada. Entonces la vida le demostró lo contrario. Satoru volvió a abrir los ojos y una visión borrosa pero muy luminosa lo recibió. Luego vio un borrón verde y empezó a escuchar su entorno.

Y oyó por primera vez el nombre que lo acompañaría durante toda esa vida. 

-Bienvenido al mundo mi querido Izuku, Izuku Midoriya

Satoru, ahora Izuku, parpadeó. Y registró la información. Él rio, algo que salió como llanto.

Reencarnación.

Él había reencarnado.

Y justo cuando ese pensamiento fue procesado por su mente, lo sintió. La energía maldita. Sus seis ojos.

Volvió a sentirlo todo.

Sus seis ojos lo captaron todo.

Y su joven cerebro no pudo procesarlo por lo que volvió a sumirse en el mundo de los sueños. La próxima vez que intentó ver con sus seis ojos, sintió un gran dolor en su cabeza. Entonces comprendió. 

Su cerebro aún era demasiado inmaduro y joven como para poder procesar toda la información de sus seis ojos. Entonces Satoru probó lo que era ver con solo dos ojos.
Y sintió tranquilidad. No era como en la prisión donde no podía ver ni sentir nada, ni su energía maldita ni su propio cuerpo. En aquel momento se sentía relajado y confiado, percibía su entorno como cualquier bebé y su energía maldita estaba ahí.

Lista para ser usada cuando alcanzase una edad suficiente para poder hacerlo sin secuelas graves en su cuerpo. Y tenía un año cuando comenzó a distinguir los objetos, las personas, los sonidos y los olores a su alrededor. 

Tenía un año cuando pudo ver con claridad a sus padres en esa vida.

Y el amor con el que lo veían lo aterró y emocionó . Satoru nunca había tenido a unos padres que lo amasen, ellos amaban su técnica y sus seis ojos, era como un preciado trofeo que debían cuidar o sus vidas no tendrían sentido. Y por ello, Satoru Gojo fue mimado y atendido con la mejor de lo mejor, pero sin conocer nunca lo que era el amor.

Los padres de Izuku Midoriya no eran así. Ambos lo miraban con un fuego de calidez y protección que lo hizo sentirse amado. La observaron como si fuesen tesoro para sus vidas que protegerían a costa de la suya propia. Izuku era amado y por ello, ante aquella tranquilidad, Satoru Gojo empezó a relajarse y empezó a volverse un niño de verdad.

Pero parecía ser que la felicidad no era para él. A los tres años su padre murió y les dejó solos a él y a su madre. Como si aquello no fuese suficiente, fue diagnosticado como peculiar. Tenía la segunda articulación en el pie.

No tenía quirk.

Fue en ese entonces cuando Izuku Midoriya empezó a sufrir. Todos sus compañeros, quienes sí tenían kosei,  se volvieron en su contra. Incluso su mejor amigo y vecino, Katsuki Bakugou. Sus profesores tampoco hicieron nada. Fue en ese entonces cuando Satoru Gojo despertó de su sueño idílico. A partir de los siete años Izuku ya podía usar sus seis ojos y su técnica maldita a la perfección. ¿Y que si no tenía quirk? Eso no era problema para él y sus sueños de convertirse en héroe.

Más allá del universoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora