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Sunoo estaba más que sorprendido. Aquel hombre que había dominado el escenario no se parecía en nada al Riki que conoció en la adolescencia; pero como podría el saber eso si ni en años anteriores se tomó el tiempo de conocerlo, aún cuando tuvo la oportunidad. De igual modo, eso no importaba antes ya que el chico era un cualquiera más que pasó por su vida.

Obviamente ahora era un poco diferente pues Riki ahora era el popular artista Niki. Sunoo hasta podía decir que un famoso había estado enamorado de él. Se preguntaba cuántas de sus canciones habían sido inspiradas en él y en sus momentos de juventud; seguramente muchas.

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Saliendo del baño tuvieron que escurrirse entre un montón de personas hasta poder dar con sus amigos. Jay y Kazuha los esperaban parados con los brazos del chico alrededor de ella, un poco más aislados de las muchas personas que llenaban los pasillos.

—Ya estamos.— habló Jungwon, colgándose del brazo de su amiga y apoyando su cabeza en su hombro.

—¿De verdad se comieron en el baño?— Jay preguntó, mirándolos con ojitos de borrego degollado.

—Obvio.— sin dudar, Jungwon afirmó guiñando un ojo hacia su mejor amigo. No había notado los ojos tristes de Jay.

—¡Claro que no! ¡Primero me vuelvo hetero que comerme contigo!— Sunoo se apresuró en aclarar todo, él si había notado la expresión de su amigo. Expresión que ante sus palabras se relajó y volvió a su sonrisa de siempre.

—Me interesa.— habló Kazuha, sacándole risas a todos.

—Bien, vamos a la sección Vip que ya comienza el sorteo.— luego de calmarse, el mayor de los cuatro habló.

Los tres lo siguieron como estaban acostumbrados, siempre se dejaban guiar por Jay. Ahora Sunoo iba a su lado, mirándolo de reojo cada tanto para asegurarse de que ya no se vea triste, de vez en cuando tiraba algunos comentarios bobos para hacerlo reír. Jungwon iba atrás de ellos, tomando la mano de una Kazuha que no dejaba de temblar. Él tenía un puchero disconforme mientras miraba a su mejor amigo adelante. Ella no quitaba la vista de suelo, mordisqueando sus maltratados labios con nerviosismo; se sentía observada por todos.

Llegaron a una sala con unas puertas grandes y dobles, dónde un hombre corpulento de traje les pidió sus entradas para poder ingresar. Verificó que sean reales y pronto estaban acomodándose en unas sillas que habían adentro. Calcularon que habían alrededor de cincuenta personas y solo habrían diez afortunados que podrían conocer al famoso cantante y tener unos minutos de charla con él.

Sunoo no sé decidía si querría que le toque o no. No estaba seguro de si el chico lo reconocería si eso pasaba, además tenía un poco de ganas de volver a verlo frente a frente.

Una mujer de traje y lentes se paró en el frente de salón. Tomó un micrófono inalámbrico de por ahí y habló pidiendo silencio.

—¡Vamos a comenzar el sorteo!— dijo. —Los números de sus entradas están en este bolillero, voy a sacarlos uno a uno y así sabremos quienes son los suertudos de hoy.

Pasaron varios números, el de una chica que casi pierde el conocimiento cuando le tocó, un joven que no dejó de sonreír como un niño con un dulce, dos amigas que chillaron entre sí, un señor que le quiso ceder el turno a su nieta pero no le dejaron y un grupo de tres amigos afortunados. Solo quedaban dos.

—Y siguiente número es...— la mujer de traje metió su mano en el bolillero, revolviendo un poco antes de sacar una de las bolitas y abrirla. —El número veinticinco.

Sus amigos se miraron entre ellos. Ese era uno de los números de los boletos que compró Jay, había conseguido del veintitrés al veintiséis. Los cuatro miraron los papeles que colgaban de sus cuellos.

—Soy yo...— murmuró Kazuha, mirándolos con sus ojitos asustados. —No quiero.— hizo un puchero triste jugando con sus dedos.

De todos modos le tocó hablar e ir junto a las demás personas que esperaban el final del sorteo para pasar a la sala contigua. No dejó de mirar hacia sus amigos, intentando no temblar ni pensar demás.

—Y el último suertudo de la noche es...— sacó la última bolita que debía, todos en la sala aguantaron una respiración y la miraron expectantes. —¡Veintitrés!— miró hacia los presentes esperando a que el dueño del número se identifique.

Una mano se levantó de entre el público. Un chico se puso de pie. Se despidió de sus amigos brevemente. Sonrió hacia la señora del sorteo. Se paró al lado de la nerviosa chica castaña en la fila y la abrazó.

—¡Me alegra tanto de que puedas venir conmigo, Sunoo!— ella dijo alegre, ocultando su rostro en el pecho de su amigo.

—Digo lo mismo, Zuhita.— acarició sus cabellos dulcemente. —Aunque me da algo de miedo.

—Ni que te fuera a morder el chico.— bromeó ella.

Esperaba que no.

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ahora les toca esperar un mes hasta ver qué pasa:D

skater boy | sunki/hoonkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora