Capítulo 1: Revelación

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Habiendo pasado varios días desde que el mineral había sido traído de Redaku, los médicos que la quinta Hokage había asignado para ayudarla a ella, junto a Shizune, en el ámbito de encontrar una forma de replicar sus efectos sanadores, habían dado resultados.

-Entonces pudimos replicarlos en este tipo de pildoras- dijo Tsunade, mientras mostraba una pequeña bola de color negro, muy parecida a una de proteína. -Con esto y haciendo avances e investigando más, estoy segura de que podremos inventar algo para replicar los efectos de manera más rápida, ya que la pildora surte efecto de dos a tres días- comentó.

Sakura, quien se encontraba con su maestra y junto a Shizune, observó a la quinta.

Si se lo preguntaban a la pelirosa, esperaba que aquella pildora no supiera igual de mal como las que ella le preparaba a Naruto hace años cuando entrenaba su rasen-shuriken.

-Muchas gracias, a ambas y a su equipo de investigación... por todo- dijo, sonriendo.

Aunque la legendaria sannin pudo notar algo de... distracción en los ojos de Sakura, además de que recordaba un ligero detalle.

-¿Cómo te sientes, Sakura?- preguntaba. -Todos estos días debieron ser estresantes para tí, además, no pude ver los análisis que pedí hacerte- dijo.

Tanto Tsunade como Shizune solamente pudieron observar como la pelirosa se quedó sin habla ante aquella pregunta y el recuerdo de sus análisis.

-Sakura... habla- insistió la quinta.

-Es verdad, si algo te sucede, puedes confiar en nosotras- decía Shizune.

Pero al momento de mencionar esas palabras, una sonrisa se pudo observar en el rostro de la pelirosa quien, tomando un asiento libre que se encontraba en la habitación, las miró.

-Lo que pasa es que... estoy embarazada- dijo finalmente.

Y como lo había imaginado, aquella confesión logró dejar boquiabiertas a ambas. Es decir, esperaban que no fuera algo malo, esto en si era bueno, pero les había sorprendido de manera muy enorme.

-Al menos digan algo, lo que sea- decía la pelirosa, algo nerviosa.

Al sacudir sus cabezas para así poder salir de la repentina sorpresa, ambas se acercaron a abrazarla, felicitandola por lo que venía en camino.

-¿Naruto ya sabe de esto?- preguntó Shizune.

Aunque el rostro de vergüenza por parte de Sakura respondía aquella pregunta.

-No, aún no lo sabe, en sí, a la única persona que se lo había contado hasta ahora, es Ino- mencionó.

Tsunade pensó en eso. Naruto estaba a nada de poder recuperarse y continuar su vida de manera normal.

-Pienso que deberías decirle a Naruto- comentó Tsunade. -Estoy segura de que una noticia como esta lo haría muy, muy felíz- dijo.

Ante aquella idea, Sakura solamente pudo pensar brevemente, para después sonreír.

-Lo haré-

...

Habiendo llegado la tarde, y mientras Konoha se lograba teñir de aquel color naranja debido al sol poniéndose en el horizonte, Sakura se encontraba mirando hacía la villa.

Había pasado, como tal, la mayor parte del día pensando en cuáles palabras elegir para poder decírselo al rubio. En sí era difícil.

Pero al mirar nuevamente hacía lo que había fuera, sonreía. Podía imaginar un futuro, la hacía sentir contenta, feliz. Plena.

Es decir ¿imaginandose a ella misma como madre? lo había pensado ya varías veces en el pasado y no le disgustaba en lo absoluto la idea, además, tanto Naruto como ella ganaban relativamente decente para poder adquirir una casa más espaciosa en la cual su bebé podría vivir de una forma más cómoda. Era realmente un cambio gigante... pero era momento de tomarlo, aunque le asustara un poco.

Pero también sabía que no estaba sola en esto, en lo absoluto. Naruto estaría a su lado en cada paso del camino.

Recordar a aquel tonto solo pudo marcar una sonrisa en su rostro.

Era un futuro prometedor.

...

Por la noche...

Habiendo terminado un turno más en el hospital, Sakura se había dirigido a la habitación en donde se encontraba el rubio, por lo que sabía, Tsunade ya había pasado a darle la noticia de las pildoras hace algunas horas atrás.

Al abrir la puerta, observó a Naruto dormir. Sin más, fue hasta la silla que había al lado de la cama y tomó asiento, mientras tomaba la mano del rubio, sonriendo.

Y como si fuera alguna especie de conexión que había entre ambos, aquellos parpados se abrieron, dejando ver los ojos azules de Naruto, los cuales se conectaron con aquellos ojos verdes.

Sonriendo, el rubio habló.

-Te ves feliz hoy, Sakura-chan... espero haya sido un gran día- dijo.

Habían sido días muy dificiles, y sabía que él se encontraba fatal, pero aún así lo primero que hacía al despertar era tener ese interés sobre su día.

Aquello fue algo que solo pudo hacerla sonreír más.

-Naruto, tú... ¿qué opinas sobre la idea de ser padres?- preguntó.

El rubio pensó.

-Cuando hablamos de ello, dije que me parecería lo más maravilloso del mundo, Sakura-chan... y sigo pensando lo mismo hasta el día de hoy- respondió. -¿Pero por qué esa pregunta?- mencionó.

Ante eso, el nerviosismo de la pelirosa no hacía más que aumentar.

-Bueno, hace varios días me hice algunos análisis, pruebas en sí y...- decía, haciendo una pausa.

-¿Y... qué?- preguntó el rubio. -No me asustes, Sakura-chan ¿algo te ocurrió?- mencionaba, algo nervioso.

-No, no, nada de eso- decía. -Es solo que descubrí... bueno, descubrí hace varios días que seremos padres- dijo finalmente.

Tras escuchar aquello, los ojos de Naruto se abrieron considerablemente en sorpresa, además de que el habla había dejado de ser una función para él. Era normal, trataba de procesar la información que había recibido.

Al observar la reacción de su esposo, la pelirosa lo entendió, sosteniendo aún más su mano.

-Estoy igual de asustada que tú- dijo.

Aunque tras esas palabras, la cálida sensación de su mano siendo cubierta por la de Naruto, la hizo relajarse parcialmente, mientras observaba la sonrisa de su esposo.

-También lo estoy... pero ese bebé es suertudo, sus padres no son de los que se acobardan por más asustados que estén- dijo.

La pelirosa simplemente observó cada detalle en aquella sonrisa amplía con ojos cerrados que Naruto le estaba brindando, algo que hizo sus ojos cristalizarse.

Eso había puesto algo nervioso a Naruto.

-¿Dije algo malo, Sakura-chan? no llores, por favor- decía, tratando de aligerar la situación.

Sakura solo limpió sus ojos, para después hablar.

-Son lágrimas de felicidad, tonto- le decía. -Me alegra mucho saber que estarás conmigo- dijo.

El rubio ahora sonrió de una manera más ligera.

-Siempre- logró decir.

Y así, ambos quedaron en silencio, mientras sus manos eran la diminuta conexión que necesitaban en ese momento.

Pensaban en el futuro... y era prometedor.

Muy prometedor.




















































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