Capítulo 3: Un par de años

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Dos años después...

Konoha prosperaba y, junto a ello, la alianza de igual manera lo hacía.

El sexto verdaderamente había conseguido poner a Konoha no solo como una potencia si hablabamos militarmente, sino también en una potencia tecnológica.

Se habían hecho grandes avances en cuestiones armamentistas, aunque el objetivo siempre había sido "aligerar" la vida civil y así se había conseguido. La tecnología invadía los hogares a medida que el tiempo avanzaba, y no era que los civiles se quejasen de ello. Incluso los shinobis lo disfrutaban igual.

En el ámbito médico, desde que Karin y Sasuke habían conseguido el mineral en Redaku, este se había usado de manera que se pudiera replicar... y gracias a Tsunade, junto a la ayuda de Shizune y Sakura, se logró

Claro que aún había un poco más que investigar y experimentar, pero los avances se veían prometedores. Muy, muy prometedores.

La pelirosa por su parte, también prosperaba junto a la clínica que había fundado hace años en el hospital. No podía estar más felíz de que, junto a su equipo y a las ayudas escenciales que tiene y tuvo por parte de Ino, todo iba más que bien.

Hoy se podían dar un más que merecido día libre. Y vaya que no era cualquier día libre, era el cumplimiento de dos años del pequeño Uzumaki.

–Hay cosas que Naruto realmente no cambia– mencionó Tsunade.

Las palabras de su maestra solo hicieron que una sonrisa con algo de vergüenza en ella, se reflejara en la pelirosa.

–No sea tan dura, Tsunade-sama, ha estado un poco ocupado con Kakashi-sensei y Shikamaru– dijo.

Bufando, Tsunade la miró.

–Y tú también lo has estado, Sakura, pero siempre eres puntual, dios, y es el cumpleaños de su hijo... ¿verdad que si es tu cumpleaños, eh?– decía la legendaria sannin, mientras mimaba al pequeño rubio de ojos verdes que tenía en sus brazos.

Aunque tras esas palabras, en la puerta de entrada se escuchó una voz.

–¡Ya estoy en casa, lamento la tardanza!–

Saliendo de la sala principal, alumna y maestra, junto al pequeño, miraron al rubio, el cual se encontraba algo agitado, mientras sostenía un regalo en una de sus manos.

–Un poco pasado de la hora pero se te perdona... por esta vez– dijo Sakura.

Aquellas palabras sonaban más como a una advertencia, y con un poco de palidez en su rostro, el rubio solo asintió.

–Pa-pá–

Mirando al pequeño con su brazo estirado, Naruto sonrió y se acercó, para despues tomarlo en sus brazos.

–Perdona la tardanza, pero felíz cumpleaños, Shina-chan– dijo.

–Si que no tienes remedio– mencionó Tsunade.

Aunque al mirar esa imagen de ambos rubios, una sonrisa fue lo único que se marcó en los labios de Sakura.

Y observando que el pequeño quería tomar aquel regalo que Naruto llevaba en su mano, este último lo alejó un poco.

–Lo guardaremos para dentro un rato más ¿qué te parece?– le decía el rubio a su hijo.

El pequeño, con una sonrisa amplía, miró de esa forma a su papá.

...

–Gracias por ayudar a Sakura-chan con todo esto, abuela– dijo el rubio.

No sabía con exactitud cuántas veces le había dicho a ese tonto que dejara de llamarla así, se había hecho una costumbre conforme pasaron los años, pero eso no detuvo que una vena en la frente de la quinta Hokage se lograra marcar.

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