Insomnio

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Las gotas de lluvia golpeaban con fuerza los cristales del balcón.


Lo que empezó en un día de patrullaje terminó desencadenando un enfrentamiento que había ocupado su día entero. Por si fuera poco, ambos fueron sorprendidos por la tormenta.

Y era por ello que, tras una breve conversación en la que sus voces eran ocultadas por el ruido de la lluvia, concluyeron que el apartamento de Aki era el más cercano a su posición.

Y así, con el frío y el abatimiento a sus espaldas, que mataron cualquier deseo de seguir hablando, Himeno y Aki se resguardaron del temporal.

Una vez allí, Himeno no necesitó ningún tipo de indicación para conocer dónde se ubicaba cada habitación, por lo que se encerró en el cuarto de baño con la misma naturalidad que si estuviera en su propia casa.

No pretendía quedarse quieto esperando, por lo que Aki dedujo que lo más oportuno en esa situación sería lavar sus uniformes. Se retiró de encima su chaqueta y corbata y acudió a su cocina con los pies descalzos.

Esos breves momentos en los que se centraba en algo tan trivial como poner la ropa en la lavadora le hacía olvidar que aquella noche no se encontraba solo en su apartamento.

Toda esa sensación terminó cuando escuchó correr el agua de su cuarto de baño.


No sabía si Himeno había cogido algo de su habitación para vestirse, así que Aki fue a rebuscar entre sus cajones y cogió un pijama y un par de camisas para dejar que fuera Himeno la que escogiera.

Fue entonces cuando, tras posar su mano en el pomo de la puerta, se percató de que estaba a punto de entrar en el baño mientras ella se duchaba.

Cuando logró pensar con claridad Aki llamó suavemente a la puerta.

No tuvo claro si, por culpa del agua, ella no había escuchado los golpes o si, por el contrario, era él quien no había oído ninguna respuesta. En cualquier caso, Aki entró.
Aunque borrosa, la mampara de la ducha le permitió apreciar el cuerpo de Himeno. El sonido constante del agua y su incapacidad de reacción por culpa del agotamiento hicieron que Aki encontrara aquella situación más hipnótica.

No recordaba la última vez que había apreciado la espalda de Himeno, sus hombros, su cuello...


Después de tanto tiempo compartido en horas de servicio, entre informes y combates, se dio cuenta de que había olvidado sus curvas de mujer.


Aki reflexionó por unos breves momentos y se preguntó si alguna vez había dedicado tanto tiempo a pensar en el físico de su compañera. Desde luego, no había tenido ocasiones propicias para ello, pues pelear a su lado era bien distinto a tenerla desnuda en su ducha.

Aki ignoró cuántos minutos habían pasado desde que entró en el cuarto de baño.
- Himeno - llamó, tratando de sonar firme - Te dejo ropa para cambiarte - le informó.
- ¡Vale! ¡Gracias, Aki! - respondió ella sin girarse, tratando de que se le escuchara por encima del sonido del agua.
Entonces se dispuso a marcharse, no sin antes recoger el uniforme de Himeno que ella había dejado desperdigado por el suelo.
Después de salir del baño, cerró la puerta para darle a Himeno la intimidad que sentía que le había estado robando. Aki todavía seguía prácticamente vestido, al menos con la gran parte del uniforme, así que confió en que Himeno no tardara mucho en el cuarto de baño.

Regresó a la cocina y comenzó a depositar el uniforme de Himeno dentro de la lavadora, donde ya se encontraba la chaqueta, calcetines y corbata de su propio uniforme.

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