-¡Tío Ansu! -se levantó Martina corriendo hacia él.
-¡Tinita! -le correspondió de la misma forma.
La levantó en brazos y ella se abrazó a su cuello con fuerza.
-¿Cómo está mi princesita? -preguntó viniendo hacia nosotros.
-Bien, es mi cumpleaños -informó divertida mientras se separaba para mirarlo.
-¿Ah, sí? -se hizo el sorprendido-. ¿Y cuántos años cumples? -le preguntó dejándola en el suelo.
-Estos -ella volvió a enseñar cuatro deditos.
-Madre mía, qué mayor -alzó las cejas el moreno.
Nosotros sonreímos ante su diálogo, y se acercó a Gavi y a mí para saludarnos.
-¿Algún día vas a devolverme la llave? -pregunté dándole dos besos.
-Se la dejaré como herencia a Martina -explicó chocándole a Gavi.
Negué con la cabeza y fui a sentarme en el sofá al lado de Pedri.
-Hola, bombón -por fin encontró un hueco para saludarme.
Sonreí y me abracé a él, quien posó una mano sobre mi muslo correspondiéndome.
-¿Cómo estás? -pregunté mirándolo.
Se encogió de hombros sonriendo levemente y miró a Martina, la cual jugueteaba con Ansu y Gavi en el suelo mientras los demás los miraban y reían.
-¿No crees que el tiempo pasa muy rápido? -murmuró sin despegar la vista de la niña.
Yo suspiré y la miré también.
-Siento que se me escapa entre las manos -coincidí.
Casi ni me había dado cuenta, y Martina ya tenía cuatro años. Supongo que a todas las madres y padres les pasará, pero sentía que crecía demasiado rápido.
-Me gustaría poder pararlo y disfrutar todo un poco más -balbuceó un poco triste.
-Lo sé -asentí lentamente.
Pasábamos mucho tiempo juntos, pero nunca parecía suficiente. Los chicos cada vez tenían más trabajo y menos tiempo libre. Siempre estaban de un lado para otro, y tenían mil cosas que hacer en todo momento.
Intentábamos juntarnos siempre que nos era posible. Teníamos la gran suerte de trabajar juntos, pero nada se comparaba con una tarde en casa tranquilos. Eran los planes que tratábamos de hacer siempre. Buscábamos paz y tranquilidad, porque bastante movimiento había ya en cualquier día de nuestras vidas. Por eso, nuestros planes grupales solían basarse en barbacoas en casa, alguna escapada a pueblecitos pequeños, a la montaña o a la playa, pero limitándonos a estar en privacidad, sin salir más de lo que era necesario.
-¿Vamos poniendo la mesa? -preguntó Naiara levantándose.
-Sí, vamos -sonreí y la imité, después de dar unos golpecitos con la mano en la espalda de Pedri.
Llevamos todo a la terraza, y los chicos se fueron sentando alrededor de la mesa mientras charlaban.
Me senté después de ponerme un vaso de agua, y lo mismo hizo Gavi a mi izquierda.
Todos estaban dispuestos a comer, cuando yo no veía a la niña por ningún lado.
-¿Y Martina? -pregunté mirando a los futbolistas.
Todos se miraron entre ellos.
-¿No estaba contigo? -preguntó Pedri mirando a Ansu.
-Qué va, estaba contigo -frunció el ceño el otro.
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¿Pablo o Gavi?
عاطفيةAlexia fue seleccionada entre cientos de personas para ser la redactora del nuevo documental del Barça. Para ello debía dejar toda su vida atrás, mudarse a Barcelona y cambiar completamente de aires. Pero a la vez conocerá a gente la cual será funda...