☆DOS☆

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Un mes después...

Era la noche de la cena, y los Taisho se preparaban para recibir a sus invitados,  los Higurashi.
Sesshomaru no dió una respuesta a su padre en ese tiempo, pero su presencia en el banquete confirmó su aceptación en aquel acuerdo matrimonial. Después de todo, no le quedaba de otra, si iban a la ruina su adorada abuela pagaría por ello.

Cuando los partícipes llegaron notó como la hermana mayor Kikyo no le sacaba los ojos de encima;su astuta mirada le hacía acordar a la de su joven madrastra Kagura, una arpía de casi su edad que gastaba fortunas en joyas y tratamientos estéticos.
El silencio en la mesa era bastante incómodo,  pero fue la azabache la que comenzó la conversación seguida de los demás.
Sesshomaru solo observaba callado y miraba discretamente a su ahora prometida; sus delicados movimientos,  su elocuencia para hablar e inteligencia para opinar sobre negocios y política.
Estaba muy sorprendido de la clase de mujer que estaba conociendo, en su cabeza no paraba de preguntarse como mantendría una conversación así con Inuyasha,  si su hermano menor tenía escasos conocimientos de todo.

Llegado un momento, se excusó para ir al baño y seguido de él, la hermana mayor Higurashi lo siguió prácticamente por milésimas de segundos.
Se detuvo en el pasillo una vez que escuchó los tacones resonar detrás de sus espaldas y paró en seco.

-¿Acaso me estas siguiendo?- preguntó con voz tranquila

-¿Como crees? Solo quería ir al tocador..- se excusó la morena, riendo de manera poco sutil.

A diferencia de su hermana menor, Kikyo era algo más curvilínea, y si bien eran parecidas, sus ojos eran tan negros como su cabello.
Pero su personalidad..arrggg.


POV SESSHOMARU

Esta mujer es del estilo que me causa repulsión;es falsa y su interés se resume en conseguir novios, amantes o maridos que paguen lo que sea por sus caprichos.
Kagome seguramente sería igual,  criada y entrenada para obtener ganancias y herederos dignos de fuertes dinastías pero por algún extraño motivo, no me es tan insoportable como su hermana mayor.

-Mi hermana discutió mucho con mi padre..no queria casarse contigo- me dijo sin más.

Me sorprendió, pero no se lo demostré y mi rostro siguió con la misma expresión mirándola como si nada.

-¿Ah si?- le pregunté, quitandole importancia.

-Está loca. Yo me ofrecí a ocupar ese lugar, pero al final, accedió - explicaba sonriente.

-¿Sabes Kikyo?..yo tampoco quería éste matrimonio- y sus ojos se iluminaron por un momento- pero ni loco me casaría con una mujer como tú- y la dejé sola mientras seguía mi camino.

No llegué al baño y decidí volverme al salón. Vaya escrúpulos tenía esa mujer, si se le podía llamar así.
Después de unas horas más, las cabezas de las familias se marcharon a la oficina de mi padre para ultimar detalles.
Así era mi vida, controlada por él, tal cual un negocio más.
Necesitaba aire y salí al balcón a tomar aire, prendí un cigarrillo y al dar la primera bocanada de humo, sentí que no estaba solo.

-Cuando vivamos juntos, seguirás fumando fuera- la decidida voz me hizo voltear a donde se encontraba su dueña.

-¿Y quien dijo que haré lo que tu quieras?- la desafío con mi mirada, pero sabe mantener el contacto visual y no se deja intimidar.

-Eres muy distinto a Inuyasha..- susurró melancólica.

-Oh nena, soy todo lo opuesto a mi hermano, así que si lo que pretendes es romance en este matrimonio fraudulento, te aconsejo que pidas que lo cancelen- amenazé para asustarla.

-Tranquilo, no pretendo eso; tampoco lo hacía con Inuyasha, quizás podríamos llevarnos bien. Solo...- estaba realmente interesado en escuchar lo que queria decirme, pero su molesta hermana nos interrumpió.

-Ay Kagome, es hora de irnos- le reclamó fastidiada, asomando su nariz por la puerta.

Ella solo asintió y me sonrió tendiendo una tarjeta en su mano.

-Si gustas, llámame.- y la acepté para guardarla en mi bolsillo.

Para cuando despedimos nuestros invitados, mi padre dió las nuevas buenas.
La familia Taisho e Higurashi se unirían en matrimonio en menos de dos meses.

Por algún motivo no podía dejar de pensar en esa mujer de ojos azules, no me interesaba en absoluto pero parecía ser algo más pasiva que su hermana, algo aquí no cuadraba y descubriría que sucedia en esa turbia familia, aún más que la mía.

Decisión obligadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora