Parte II
Hotel
Jimin anotó mentalmente el nombre de las calles y de los locales de ropa que visitarían al día siguiente. Sólo iba a comprar ropa para su armario personal. Sin embargo, no podía ser minucioso en aquella tarea. Amaba la ropa, vestirse bien, tener variedad que combinar en su armario, que todo se viese pulcro, fino y profesional.
Totalmente lo contrario de aquel chico que estaba saliendo de tomar una ducha.
Jeon JungKook sólo necesitaba un pantalón negro (entallado o no), una camiseta blanca de mangas cortas (entallada o no) y borcegos oscuros (con plataforma o no) y listo. Tan sencillo y espontáneo que a veces Jimin no le quedaba de otra más que envidiarlo.
Todo lo quedaba bien a JungKook. Incluso aquella maldita toalla que apenas lo cubría y que ni siquiera se había molestado en anudar prolijamente.
—¿Por qué no te vistes antes de salir del baño? —refunfuñó Jimin, apagando las luces de la habitación de manera abrupta—. Si había alguien espiándonos ya sabemos quién estará en la tapa de las revistas mañana...
JungKook rodó los ojos al escucharlo, mientras desataba la toalla que lo cubría sin importarle la presencia del rubio en lo más mínimo, quien se apresuró en correr las cortinas.
—¿Es mi culpa que dejes la ventana descubierta y todas las luces encendidas? —refutó JungKook, colocándose la ropa interior a espaldas de su compañero.
—Al menos podrías vestirte en el baño por consideración a mí —dijo Jimin, buscando su ropa de cama y dirigiéndose a la ducha.
—Dos puntos. Uno, tú y Hoseok hyung han visto lugares míos con más detalle que yo, por lo que no entiendo por qué te quejas... Y segundo, aunque me hubiera vestido en el baño, hay un enorme cristal frente a la cama por el que me hubieras podido ver de todas formas...
Jimin se detuvo en seco. Se había olvidado de ese detalle.
—Dios, espero que no se te ocurra filmarme o una estupidez así —dijo Jimin, cerrando la puerta tras de sí.
—¡No soy un pervertido! —exclamó JungKook, frunciendo la nariz del disgusto.
Jimin no respondió. Y un momento después, el único sonido que se escuchaba en la habitación era el agua cayendo contra la baldosa de la ducha.
El maknae quiso largarse a reír cuando se dio cuenta que su compañero había apagado la luz del baño y que, para ayudarse, había encendido el flash de su teléfono, en un intento de que no se alcanzara a ver con tanta precisión su desnudez.
Pero JungKook sabía que no debía hacer un comentario al respecto. Conocía de memoria las inseguridades físicas que aún cargaba Jimin como para molestarlo por eso.
Queriendo respetar la privacidad de su hyung, se aproximó a la ventana y corrió un poco la cortina. La luna de Tokio recibiéndolo en todo su plateado resplandor. JungKook quedó maravillado por el paisaje de la ciudad aún despierta en la medianoche y se dijo que en la mañana siguiente aquel sería su primer plano.
No supo en qué momento, Jimin comenzó a cantar mientras terminaba de bañarse. Y aquella voz tan dulce y tan melancólica al mismo tiempo, en contraste con la luna que posaba frente a la ventana conmocionaron un poco a JungKook.
—Tal vez estoy cansando del viaje —se dijo a sí mismo, palmeándose el rostro como queriendo despertar de su ensoñación.
Corrió nuevamente las cortinas y se fue a acostar. Y sin esperar que Jimin saliera del baño para avisarle sobre la agenda del día siguiente, quedó profundamente dormido.
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Bajo la luna de Tokio [JiKook]
FanfictionEra desconcertante para él que Jimin, su amigo, su compañero de trabajo, su acompañante de viaje... se viera tan bonito bajo la luna de Tokio. ------------------------------------------------------------------ Una historia muy corta sobre el viaje d...