Se quedaron con su cordón ensangrentado,
con su piel tersa como algodón desparramado,
se quedaron con sus ojos y pestañas
sobre una mirada inundada de inocencia,
con los gestos histriónicos de su madre
y el carácter altanero de su padre.
Se quedaron con sus manos pequeñas
hambrientas de pianos y pasillos,
con sus dedos ennegrecidos
tiñendo las paredes con juegos en el altillo.
Se quedaron con sus piernas
inquietas como veredas pobladas,
sobre retos y gritos descarados.
Se quedaron con su infancia,
con su primera palabra trastabillada de sonidos,
con su primer paso tambaleando sobre una cuna robada.
Se quedaron con sus respuestas
ahogadas de balbuceos incoherentes
de improvisaciones espontáneas,
de crónicas fantasiosas mal contadas.
Pero no se quedaron con su historia,
con el recuerdo del latido desbordado del corazón de su madre,
con su útero alborotado de ilusiones de crianza,
ni con sus ideales aferrados a su memoria atrincherada,
no se quedaron con la búsqueda
envuelta en un pañuelo blanco de esperanza,
que algún día, se volverá reencuentro.
Paula Castro
(Dedicado a las Madres de Plaza de Mayo)
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El nieto
PoetrySe quedaron con su cordón ensangrentado, con su piel tersa como algodón desparramado, se quedaron con sus ojos y pestañas sobre una mirada inundada de inocencia, con los gestos histriónicos de su madre y el carácter altanero de su padre. Se quedar...