— Los aplausos se podían escuchar fuertemente, una gran canción había sido otorgada al público junto un momento candente entre el recientemente conocido Papa Emeritus Zero, vocalista de la banda Ghost quien para finalizar su acto pensó que era buena idea besar a dos morenas sabiendo que este ya tenía un matrimonio. Dicho acto hizo que la hermosa rubia saliera del escenario rápidamente sin decir una palabra, yéndose al estacionamiento donde yacian los remolques y camerinos.
— Al estar dentro de uno simplemente azotó la puerta con demasiada fuerza y empezó a tirar bastantes objetos de cristal que se rompían apenas tocaban el suelo. Estaba molesta, bastante furiosa pero también con el corazón destrozado. Ni siquiera Satanás se atrevería a ser infiel.
¡Ese hijo de puta! *— exclamó —* ¡¿Por qué hizo eso?! ¡Maldito pedazo de escoria! *— Decía gritando para ella misma sin importarle que alguien la escuchará —* ¡Debería de matarlo ahora mismo!
-sister! Sister! *gritaba una y otra vez* -por favor nena no fue para tanto! ♥︎𝐒ister Imperator♥︎
— Maldecia una y otra vez sin parar, cada insulto era peor que el otro, estaba fuera de sus cabales destruyendo cualquier objeto que hiciera presencia en ese remolque. Sus lágrimas eran tan intensas que ese maquillaje negro debajo de sus ojos se esparcía lentamente por sus mejillas dándole una apariencia desastrosa. Afortunadamente (para las cosas que yacian dentro) una voz muy reconocida hizo presencia, rápidamente detuvo su tsunami de destrucción y miro la puerta del remolque apretando los dientes aún más que antes. —*
Tú... ¡Maldito infeliz!
— Grito para segundos después abrir la puerta. Tenía frente al gran Emeritus, su esposo, amante y futuro padre de aquel demonio dentro de su vientre. —*
¿No fue para tanto? ¡¿Logras escuchar la estupidez que acabas de decir?! ¡¿Acaso eres idiota?!
-mi hermosa Dalia negra no era mi intención pero el impulso masculino me obligó por favor amada mía no debi hacer una, estupidez como esa, Yo te amo sister♥︎
♥︎ Sister Imperator♥︎
— Sus grandes ojos cristalinos miraban atentamente al contrario, no sabía cómo reaccionar pero quería destruirle aquella preciosa cara que él tenía. Escucharle de alguna manera le lograba tranquilizar pero sabía que el asunto no podía terminar con una simple disculpa entre palabras dulces, no, ella demostraría el porque valía tanto y dejaría en claro quién tenía poder. —*
Oh... Claro que no debiste... ¿En qué mundo estabas para creer que engañar a tu esposa y futura madre de tu segundo hijo era correcto? Serle infiel a tu jefa...
*— Se separó del agarre dejando una distancia moderada entre ellos —* Sabes muy bien que esto no puede ocurrir nuevamente, ¿Verdad, Papa?
-mi querida sister, sabes cuanto te adoro y sabes que una simple chica no rompería nuestra hermosa familia, yo te adoro y a nuestros hijos se que seré un buen padre lo prometo, pero por favor no me dejes amor mio, Rosa de espinas
