Temporada de reproducción

Único capitulo

ADVERTENCIA: 

Este fanfic tendrá contenido homosexual, embarazo masculino y lactancia masculina sino te gusta alguno de estos géneros mejor no leas, y así evitamos los comentarios negativos. Cualquier ofensa al contenido de la historia será borrado, leamos en paz y disfrutemos de la lectura. 

En una cabaña en el bosque estaba Stiles Hale preparando la carne de conejo y armadillo que su esposo había cazado en la mañana, en lo que preparaba la carne curtía las pieles con sal para hacerle más ropita a su cría de 1 año.
Él era de la especie de los zorros teniendo todas las características de estos animales como su larga cola naranja con la punta negra, sus orejas erguidas atentas a cualquier ruido proveniente de la habitación de su cachorro que ahorita mismo debería despertar para alimentar y pueda dormir el resto de la tarde-noche; la temporada de celo de él y su esposo se habían sincronizado es por eso que desde hace días se estaban preparando almacenando carne y verdura que Derek conseguía para que él la pueda preparar, distribuir y almacenar. Estarían encerrados en aquella cabaña una semana en lo que pasaba su celo de Omega que duraba más que el de su esposo, estando en ese estado solo pensaban en reproducirse, pero, debía de darse respiros de lucidez para alimentar también a su bebé quien era una copia de Derek con su cabellito negro y ojos verdes, piel blanca y su pequeña colita de lobo.

Escucho la puerta abrirse dejando pasar a un hombre alto de piel tostada cubierta por bellos negros especialmente en el pecho y los brazos, sus músculos se contraía al cargar al enorme ciervo para meterlo a la casa. Usaba solo un shorts ya que la mayor parte del tiempo se la paso en su forma natural de lobo para cazar los alimentos y ese ciervo era el banquete principal, con esa carne tendría para alimentar a su familia por meses.

— Derek.– sintió un tirón en su vientre al ver la imagen de su esposo derrochando testosterona hasta por los poros.— Con eso será más que suficiente.

El alfa lobo miro con una sonrisa a su Omega caminando hasta él para besarlo y después olfatearlo marcando con su olor a su pareja que también correspondió exponiendo su cuello para que lo moridera.
Su esposo, un lobo del clan Hale, es un hombre que puede ser el sinónimo de macho por lo caliente y varonil que siempre se ve, su cabello negro ocultaba un poco sus largas orejas de lobo, su cola esponjada de movía de un lado para el otro demostrando lo feliz que se encontraba, esos colmillos blancos que marcaban siempre la piel de su pareja y sus garras retráctiles.

— Hueles a leche y a lubricante.– lo sujeto de la cintura pegando lo a su erección.— Hay que darnos prisa. Cortaré la carne del venado y curtiré su piel, tu encárgate de nuestro hijo.– beso con cuidado los labios de su amado.

Stiles lucho por separarse de su esposo sintiendo ya la necesidad de volverse uno.
Dejo lo que estaba haciendo para ir a la segunda planta donde había solo un enorme cuarto con varias pieles de osos en el centro de la habitación que fueron cazados por su esposo cuando iniciaron el cortejo para demostrar su hombría y que podría defender y proveer a su familia. Ahora las pieles servían como nido y como su cama, en otra habitación un poco más pequeña estaba su pequeño bebé envuelto en varias pieles formando un pequeño moisés, se mantenía calientito en esa época de otoño y mantenía bastante su olor como el de su esposo para sentir seguro al bebé.

— Hola cachorro ¿Listo para comer?– se sentó aun lado quitando su camisa de tirantes. Cargo a su bebé para ponerlo en su pecho y comenzar alimentarlo.— Tu puerta estará cerrada pero sabes que tus papás estarán al pendiente de ti.

Acariciaba con delicadeza sus cabellitos negros admirando cómo se pescaba de su pecho con su boquita para seguir succionando la leche, después de unos largos minutos puso a su hijo en su hombro para sacarle los gases, le cambió el pañal y le puso una nueva ropita con la piel de conejo, lo dejo durmiendo en su moisés para después cerrar la puerta sin hacer ningún ruido.
Cuando entro de nuevo a la cocina ya la piel del ciervo estaba extendida en un tendedero para ser curtida, la carne ya estaba almacenada solo faltaba encontrar a su esposo.