Diario - Prólogo

34 2 1
                                    

Un día estabas sentado en el escritorio prestandole atención al profesor de Historia con unos ojos azules claros.

Eres el nuevo del curso, no, no eras de los chicos malos y típicos de las películas. Eras de esos, amables, simpáticos y se hacía amigos al toque de todos, de todos los compañeros y compañeras de mí curso.

Me sorprendió la rapidez de cómo habías hecho amigos. Que a mí tanto me costó. Que me costó por un año entero, hacerme amigos en mí curso. Se que suena que es mucho, pero es la verdad. Soy muy cerrada, no doy pasos activos para avanzar. Para superarme.

Pero, no eras como los otros. Aburridos. Eras divertido, simpático, amable, y, de vez en cuando sacabas conversación para hablar.

Por eso me llamó tanto tu atención por primera vez, y también, quería ser tu amiga. Al menos, alguien que te guiara en el curso, te ayudara en las tareas, etc. Pero no me prestaste atención, te fuiste con los varones. Aunque, de mí parte, no actué tanto para impedirlo. Te dejé ir.

En la primera semana del colegio, a veces, te miraba de lejos, y sin querer, nuestras miradas se cruzaban. Yo solamente te sonreía y seguía escuchando a los profesores explicando los temas. Pero, no podía escuchar esas voces. Eran el ruido de la radio mal sintonizada. Aún seguía pensando en tus ojos claros. En esa sonrisa que me habías hecho.

Al pasar las semanas, llegando a la tercera semana de Marzo, me fui de viaje. Yo tuve que pedir cosas del colegio, así que decidí aprovechar y preguntarte. Para conocerte mejor. Quería saber todo sobre ti. Lo único que sabía era que tenías novia. Ni me importaba eso. Yo solo necesitaba un sostén. Alguien que me caía bien en el curso, con quién hablar, con quién reírme y divertirme.

Pero no pasó eso. Solo te conocí por chat online. Normal. Era obvio que me conocerías como una compañera. Lo único que me enteré eran cosas típicas de empezar a conocerse. Pero yo necesitaba más. Yo quería que vos, también me preguntaras cosas, que estuvieras interesado en hacerte amigo de mí. Pero... No pasó eso tampoco.

Solo yo preguntaba. De vez en cuando vos también. Mientras escribo esto, me duele. En mí corazón. En mí garganta.

¿Por qué? Ya deberían estar imaginando que me pasa desde el principio.

Pero yo no lo sabía.

Empecé a notarlo ya muy tarde. Cuando mí corazón se endureció cuando faltaste cuando yo volví del viaje. Si, habías faltado porque estabas enfermo. Yo te había llevado cosas ricas, como te prometí, para compensar las cosas que me habías pasado.

Al día siguiente, viniste. Fui la primera en saludarte. Vos solamente me diste un apretón de manos y te fuiste con los demás, algo normal para ti, pero para mí, fue hermoso.

Ahí me di cuenta de lo que me pasaba. Mis ojos destellaban estrellas. Me había enamorado perdidamente de ti.

De tu sonrisa inocente,

de tus labios rosas intensos,

de tu pelo rubio y despeinado tan divertido,

de tus ojos azules intensos como las auroras boreales.

Finalmente, y de tu nombre. Tu bello nombre. Que solo tiene ocho letras, pero, suspiro al escucharlo.

Me había enamorado de ti en todos los sentidos. Yo quería que me notaras, que yo existo, que sepas que podías confiar en mí, de ser, al menos, una amiga tuya y no solo una compañera y ya. De no ser la "inteligente" y ya.

¿Entonces que hice hasta ahora? Nada. Una mierda. Solo te preguntaba cosas al salir del aula yendo al recreo, pero nuestros caminos se separaban para ver nuestros amigos de otros cursos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 04 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Ni ganas de olvidarte - Novela JuvenilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora