Como todas las historias, en algún momento de la vida, tienen un comienzo y un final.
Es muy curioso, recuerdo tan bien la vez que me dijiste, me da miedo perderte y estar en la madrugada llorando con las canciones, no sé cuantas veces estuve en esa posición. No sé cuantas veces te extrañé, cuantas veces te lloré, cuantas veces creí que no iba a poder hacerlo, que la vida no se sentía igual si tu no estabas. No me morí de amor, no me morí por un corazón roto, pero una parte de mi sí que salió de su capullo. Yo nunca sufrí las veces que te dije adiós, nunca lo tomaba en serio y de verdad lo siento, todas esas palabras que alguna vez te escribí quedarán en el olvido. Ya no habrá más un nosotros, desde hace mucho ya no lo hay, solo somos tu, tu vida, tu entorno, todas esas cosas que a ti te importan y yo y todo lo que a mi me rodea.
Sentí que te conocía de pies a cabeza, que eras mi vida, esa luz y ese brillo en días oscuros, que la vida tenía mágia porque tu estabas en ella. Perdón porque aún sigo con la idea de que nunca te supe amar. Que mi amor fue débil, pero hay algo muy curioso, me di cuenta de que te amaba más de lo creía, tanto como para verte desde lejos, verte crecer en la lejanía de la vida. Nunca supe como abrirte las puertas de mi corazón sin dejar un vacío en la oscuridad por miedo a ser juzgada. Por miedo no me atreví a infinidad de cosas contigo. Por miedo me mantuve en la oscuridad de mis emociones creyendo que no debía confesar que te amaba, pero sabes te amé con toda mi alma y siempre lo haré.
Siempre te voy a amar, siempre te voy a desear lo mejor, te deseo la vida más bonita de todas, te deseo las mejores noches y los mejores días. Que cuando no encuentres el camino de regreso a casa, siempre haya una estrella que guíe tu camino.
Te amo y con mucho amor,
Yo.