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CÁPITULO 3

Rodrigo sostenía una cajita de jugo de manzana entre sus manos, bebiendo del pequeño popote de este. Se encontraba sentado en las escaleras que daban a la entrada de su casa, esperando a que Iván apareciera para que lo llevara al parque a jugar ya que el azabache le había dicho que lo llevaría cuando saliera de la escuela.

Mordió el plástico del popote y miró hacia la dirección donde tendría que aparecer su mejor amigo. A los pocos minutos, visualizó la silueta de Iván a unos metros y sonrió emocionado levantándose de su lugar, corriendo en dirección a Iván. Hace tres días que no lo veía.

— ¡Ivi! -Gritó el pequeño con alegría mientras seguía corriendo rápidamente para alcanzarlo.

Iván sonrió por verlo correr con suma felicidad hacia él y abrió sus brazos para recibir al castaño en un abrazo, pero lo que no se esperaba era que Rodrigo diera un salto para que lo cargara como a un niño pequeño.

El castaño se tambaleo un poco hacia atrás, pero pudo equilibrarse ya con Rodrigo en sus brazos y las piernas del lindo castaño alrededor de sus caderas. Rodrigo besó la mejilla de Iván y sonrió mostrando todos sus dientitos al separarse.

— Te extrañé mucho, Ivi-susurró jugando con el popote del jugo entre sus dientes.

Iván no podía borrar la sonrisa de sus labios. Rodrigo era alguien tan lindo y tierno que con él nunca dejaba de sonreír, siempre se sentía tan feliz cuándo pasaba sus tardes con el pequeño.

— Nos vimos hace tres días Ro -Dijo acariciando su mejilla rojiza.

-Sí, pero... no me gusta estar mucho tiempo alejado de ti.

— ¿Ni siquiera tres días?

— ¡No, eso es mucho!

Rodrigo hizo un pequeño puchero y abrazó a Iván por el cuello manteniendo su barbilla recargada en el hombro de su jugo de manzana haciendo sonoros ruidos con el popote dentro del contenido. Iván suspiró enternecido por el acto y no pudo evitar dar un corto beso en la cabellera de Rodri, el cual no le importó aquella acción. Le gustaba cuando Iván le daba besitos sin razón alguna.

Iván caminó hasta el parque que quedaba a cuatro cuadras de la casa del castaño, aún con el pequeño aferrado a él mientras cantaba una canción que había escuchado en un programa de televisión para niños y le había gustado mucho.

Cuando llegaron, Rodrigo se enderezó y sus ojos fueron a parar a los columpios, viendo que estos estaban desocupados. Rápidamente se removió de los brazos de Iván para que lo bajara, él cuál lo hizo dejando libre al adorable niño que corrió en dirección a los columpios.

— ¡Ven, Ivi! ¡Empújame! – Gritó sentándose en el asiento del columpio, sosteniéndose de las cadenas a sus lados para no caerse. La cajita de su jugo la había dejado en la tierra de suelo a un lado de él bajo sus pies.

Iván se acercó, deteniéndose detrás de él. Sostuvo a Rodrigo de su pequeño torso elevándolo hacia atrás para impulsarle y lo empujo levemente cuando estuvo seguro de que Rodrigo no se fuera a caer.

— ¡Más fuerte, Ivi! -Exclamó con la energía recorriendo su cuerpo, queriendo más velocidad en el aire. Iván decidió aumentar su fuerza y empujarlo un poco más fuerte, pero no tanta como para que ocurriera un accidente - ¡Siii! -Gritó una vez más al sentir que se elevaba más alto.

Iván río al ver la actitud que Rodrigo poseía. A pesar de que ya tuviera 15 años recién cumplidos, parecía un niño de cinco con sus acciones y su forma de expresarse. Iván dudó de que Rodrigo tuviera pensamientos inapropiados como un niño de su edad normalmente tendría. El castaño era muy inocente para pensar en cosas malas, no era algo propio de él ser como los demás niños de su edad.

༺𝓒𝓾𝓽𝓮-𝓑𝓸𝔂༻ 𝓪𝓭𝓪𝓹𝓽𝓪𝓬𝓲𝓸́𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora