Capítulo 5

345 34 3
                                    

Rápido llegaron a donde Alfa tenía aparcado su automóvil de lujo, eso fue lo menos que le importaba a Marcos en este momento, junto a su madre se ubicaron en los asientos de atrás, apenas se abrocharon los cintos de seguridad y se encendió el vehículo, el salteño exaltado comenzó hacer todo tipo de preguntas.

Alfa que le encanta hablar por demás, tenía poca información valiosa que brindarle a Marcos, que tampoco quería dejarlo más angustiado de lo que estaba, entonces hizo corta su versión de lo sucedido e intentó desviar un poco el tema, lo que resultó relleno para los oídos de Marcos.

Así como le dolió esa primera salida de Agustín, cuando en el comedor se sentó a tomar un té y tuvo que escuchar todo el discurso catedrático de Alfa, su mente no estaba presente, era tan grande el dolor que sentía, que no tenía fuerzas para emitir palabras.

Marcos no quería escuchar, hizo un largo silencio, miró por la ventana hacia afuera, desconocía todo lo que veía, aunque todos le dijeran que su Agu iba a estar bien, su mente hizo que la tragedia se dimensionara mucho más grande.

Retuvo el detalle de que todo sucedió dentro del estudio, eso ya significaba mucho para él, su amigo lo estaba apoyando, era algo que necesitaba reafirmar siempre, porque sentía el miedo constante de perder a sus seres queridos, miedo que le había dejado los momentos difíciles en su juventud. Solo podía calmarse, si estaba presente, cuando su amigo más lo necesitaba.

Amigo? Esa palabra ya no le servía para definir sus sentimientos hacia Agustín. En su interior sabía que no era un amigo más, era una persona especial, con un encanto que nunca había encontrado en alguien más, lo conocía tanto, con solo mirarse a los ojos, ambos sabían que se debían una charla para aclarar sus sentimientos con respecto al otro,

sin cámaras y sin testigos. Si bien estaba seguro que le era correspondido, necesitaba escucharlo de sus propios labios.

Se dejó llevar por el miedo de perder a esa persona especial, los pensamientos negativos tuvieron más fuerza que él, y sus lágrimas empezaron a dejarse caer. Su madre muy atenta a lo que sucedía, no dejó en ningún momento de tomarle la mano, brindando algo de seguridad, e hizo que apoyara su rostro en su hombro, con la otra mano le acariciaba la mejilla del esbelto muchacho, en ese momento convertido en un pequeño niño.

Que otra persona en el mundo podía contenerlo así, respetar su silencio y amarlo de manera incondicional, Marcos es muy reservado y son pocas las personas a las que permite ocupar un sitio importante en su vida, ni amigos de años, han logrado esa intimidad y comodidad que sintió con un desconocido en quizás tres meses en los que tuvo la compañía de Agustín, eso le demostró que el valor de las relaciones, no se define por el tiempo transcurrido.

Alfa emite sonido. luego de un largo rato para anunciar que han llegado a destino. Esto despierta a Marcos de su letargo. sus emociones están a flor de piel, que pasa de nuevo a un estado de ansiedad. Es el primero en entrar al lugar que parece desierto, debido a que ya son altas horas de la noche, su mirada busca identificar a alguien con un uniforme blanco al cual pueda preguntar.

Como si no conociéramos al Marcos de estos últimos cinco meses, que cuando se toca algún tema de su interés, se vuelve verborrágico, habla de prisa, en un tono más alto del habitual y con su tonada norteña, lo cual suele ser incomprendido por los demás.

Esta vez se le entendió bien claro cuando llego al mostrador de la recepción de Emergencia y pregunto por Agustín Guardis,

El último obstáculo- MargusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora