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La tarde fue desastrosa, el miedo inundaba a los padres del pobre All, el chiquitin estaba indefenso y dolorido. Los médicos le estaban haciendo todos tipo de pruebas. Carla deseaba volver al momento en que dio a luz a su pequeño y no dejarlo nunca, aunque se olvido de aquello al momento, ella no podría darle una vida. 

All estaba en estado de coma y sus padres (los tres) se encontraban desolados sin saber que hacer ni que pensar. El niño había sufrido un golpe muy fuerte y su cabeza, aún delicada, se llevó la peor parte; los médicos aseguraban que tardaría en despertarse; aunque a pesar de que los médicos no lo dijeran ya podían entrever por sus caras que cabía la posibilidad de que nunca lo hiciera, a pesar de ello tenían la esperanza de que el pequeño fuera fuerte y superase el estado en que se encontraba.

Esa noche se quedó Carla en el hospital, no estaba muy feliz que digamos. Su tristeza se tornaba cada vez más y más fuerte, quería volver a ver a su niño corriendo; aunque su dolor era el que menos le importaba.

Cada minuto miraba a su hijo, y no paraba de preguntarse el porque de este suceso, y de repente le vino a la mente el padre biológico de All. A él lo perdió por culpa de un cáncer cuando a All tan apenas le quedaban dos semanas para conocer a su padre. Ella y su marido habían pasado por muchos baches, pues John tenía otra familia; con su ahora exnovia tuvo un hijo cuando él tan solo tenia 19 años y ella 25. Cuando Jhon murió, aquella familia se desentendió de Carla y su pequeño.

Carla no iba a permitir perder a las dos personas que más amaba, ya perdió a una no deseaba ninguna muerte más. Hasta que entró por la puerta un joven...

sentimiento de culpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora