Un intrépido metkayina del clan de los arrecifes y un valiente omatikaya de los bosques terminaran conectando sus caminos gracias al destino favorecido por Eywa.
Ignorando completamente el prejuicio y advertencia de sus familias y amigos, ambos debe...
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Al llegar a su hogar fue llamado por sus padres a solas, y estos le exigieron saber dónde estaba y que había hecho, insistiendo en que ellos ya lo sabían pero que querían escuchar su versión de los hechos.
Sus rostros denotaban una mezcla de decepción y enojo, nunca antes lo habían visto de ese modo.
El menor mantuvo la cabeza agachada y comenzó a explicarles todo lo sucedido, pero al terminar sólo recibió fuertes reprensiones y protestas de parte de sus progenitores.
_¡¿Qué hiciste qué?!_
_¡No podía dejarlo morir!_
_Sabes perfectamente lo que pasara si alguien se entera de esto hijo_
_Nadie me vio, te lo juro papá_
_Eso no lo sabes, si él pudo_señaló al metkayina que estaba vigilando la entrada de la cueva_Entonces uno de ellos también_
_Eso es porque lo mandaste a seguirme mamá_expreso con molestia al enterarse de que sus padres lo habían estado vigilando todo este tiempo_Agh, papá sólo confíen en mí, jamás pondría en riesgo a mi clan. Lo saben_insistió tratando de terminar con la conversación.
El pobre estaba muy agotado y sólo quería descansar tanto su cuerpo como su mente.
Sus padres lo observaron por unos momentos y analizaron la situación, acordando dejarlo ir por ahora, pero no sin antes hacerle prometer que jamás volvería a interactuar con alguien de la superficie.
El menor sólo asintió desanimado, pero en el fondo aún tenía el anhelo de volver a ver a esos extraños y fascinantes seres.
┈━ ◇ ━┈
Mientras tanto a la mañana siguiente en la superficie, la tormenta ya se había calmado y los hermanos se dispusieron a dejar la cueva en la que estaban para poder encontrarse con sus padres.
_Net ¿puedes caminar?_cuestionó la mayor mientras revisaba sus heridas.
_Si tranquilos, solo que seré un poco lento_le ayudaron a levantar y este comenzó a caminar cojeando un poco
_¿Aún te duele hermano?_pregunto la más pequeña abrazando la cintura del mayor.
_No te preocupes Tuk, tu hermano es fuerte_agregó acariciando la cabeza de su hermanita y regalándole una sonrisa para calmar su angustia.
Poco a poco continuaron su camino hasta llegar al punto en dónde debían encontrarse con sus padres. No tuvieron que esperar mucho, ya que al escuchar el peculiar llamado de su madre, fijaron su vista en el cielo y divisaron a ambos volando con agilidad en sus ikran, saludandolos a la distancia.
