Capítulo 4

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Apartado 4
Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses y de forma rápida los meses
se convirtieron en un año, hace un año, que su tío la había buscado a su antigua casa para llevarla a otra casa, en la que disponía de muchos lujos.
En ese largo tiempo conoció a su otro amigo José, él llenaba el vacío que dejó el olvidar a Mark para protegerlo de esa vida que Lorelai estaba contemplando que sería difícil, todas las noches lloraba por él y por todo lo que no le dijo, ese don que tenían no le había traído nada bueno a su vida, sus padres no la quisieron, tuvo que dejar a su mejor amigo, y sobretodo tener que estar con su tío, a su cuidado, y fue inevitable sentir que Lorelai se odiaba a sí misma por tener ese don que todo el mundo quería adquirir, pero no ella, algunos días lo aceptaba, pero otros, cómo este pensaba que sería mejor estar muerta.
—Oye, vayamos a las cosechas— dice de forma entusiasta su amigo.
Lorelai no puedo evitar mirarlo, observarlo, y verlo algo tenso o extraño, aunque esa sensación pudiese deberse a las horas de sueño interrumpidas que tenía el muchacho, al trabajar muchas horas seguidas sin ninguna consideración.
—Claro— contestó.
Su tío no estaba, hace tiempo que no había vuelto, un día se fue y no dijo nada, aunque
Lorelai, sabía que estaba esperando algo, pero no entendía el que.
De forma rápida los niños caminaron hacia las cosechas, siendo el cielo oscuro su único
testigo de la desdicha que perecería la niña alegre de ojos violetas como la intensidad del cielo, ser devorados por el lobo feroz, pereció a manos de sus enemigos
Llegaron a las cosechas, y se divertían brincando de aquí para allá, y de allá para acá. José, se fue ocultando más profundo en donde la luz de la luna no penetraba y allí ocurrió, la muerte de Loreila.
Su madre salió de una sombra oscura con un cuchillo en la mano y mirada maliciosa, Loreila, se quedó inmóvil, sin saber qué hacer, se le olvidó todo, su nombre, dónde
estaba y sobretodo quien era la persona que estaba frente a ella.
Siento unos brazos envolverla y era su amigo, quién la tenía retenida.
—Shhh—exclamó el malvado—quédate quieta y no pasará nada
Loreila no puedo evitar llorar, llorar y llorar.
Siento dolor, y dejo de llorar abruptamente, su madre le clavó el cuchillo en su estómago sin contemplación, y otra vez, y otra vez, y una y otra vez, hasta contar 15 puñaladas en todo su cuerpo, no podía pensar, sabía que iba a morir, quería gritar que la ayudarán, alguien, algo, pero sabía que no correría con esa suerte para salvarse.
Con la conciencia al límite, vio que José había abierto un hoyo en el suelo, su madre tiro el cuchillo, se acercó suavemente a ella con esa sonrisa horripílate y le dijo: —Debí haberte matado engendro, no te amé y nunca te amaré. Eres mi desdicha, te odio tanto. Me robaste lo que me pertenecía, me lo robaste— exclamó repetidamente.
De forma cínica le dio un beso en sus labios empapados de sangre y se lamió el exceso.
—aun así, te hice un favor, siempre has sido horrible ¿Quién crees que te amara?, me
saldrías más cara, ya que yo tendría que pagar para que alguien quisiera hacer algo contigo y no creo que con eso sea suficiente.
Lorelai lloro, por su madre, por ella, por sus palabras crueles y por el destino oscuro que
estaba siendo arrojada otra vez.
No conforme con eso, José la perpetuo en cuerpo y alma, y sin contemplación, y con la muerte, que se avasallaba sobre ella, y la conciencia nula después de ese acto cruel, fue lanza al hoyo y enterrada.

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⏰ Última actualización: Jan 13 ⏰

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