vaya bipolar

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Cap 3

Me desperté pero no podía moverme mis articulaciones se sentían aprisionadas...

Dirigí mi mirada a estas mismas y me percaté que estaba atada de pies y manos a la cama de torturas que hace unas horas había visto. 

Lo último que podía recordar era la psicópata sonrisa de ese payaso.

--¿Ya despertaste caramelito agrio?—la voz hostil de aquel gótico me sorprendió.

--¿Caramelito agrio?—me limité a preguntar con cierto desconcierto.

--Pues si, los caramelos son dulces pero tú eres agria, cuentas unos chistes bien malos—respondió con burla. Bufé ante esa "maravillosa" respuesta--deberías a aprender de mi yo si soy un buen comediante--prosiguió con una sonrisa un tanto de superioridad.

--Al menos yo no soy un payaso que se la da de gótico y que tiene por nariz un cono que parece zanahoria—le dije rodando los ojos él se disgustó ya que me empezó a fulminar con su mirada turquesa.

--Al menos yo no estoy atada a una cama de torturas donde en pocos minutos empezaré a sufrir— contraatacó aquel payaso mientras posaba sus ojos en unos cuchillos.

--Idiota—le insulté ante mi derrota verbal y el se envolvió en risas desquiciadas.

--Mejor empe..—paró en seco y una extraña reacción se manifestó en su rostro.

Laughing Jack pov

--Mejor empe..—paré en seco y me tense un poco al ver aquel collar que llevaba puesto.

--¿Qué pasó?—preguntó intrigada ante mi comportamiento inusual.

Maldita sea.

¡¿Porqué tiene que pasarme esto a mí?! 

¡¿Qué he hecho yo?!

¿Matar? Nah no merezco tan mala suerte.

--Dame ese collar—le ordené con un tenue tono.

--¿Te pongo nervioso? O sea sé que soy irresistible pero disi...—tragó en seco ante mi mirada de asesino en potencia.

Ni porque estaba atada dejaba de ser agria.

--¡Préstame el maldito collar!—demandé bruscamente mientras acercaba mis manos a su cuello.

--¡Espera! ¡No!—gritó mientras se resistía.

--¡¿Qué?! No te voy a hacer nada—hice una pausa—claro si colaboras—proseguí algo molesto.

-- ¡Que no! ¡Es mi collar! ¡No te daré nada!—exclamó en mi cara. Mi paciencia se estaba terminando...

Jack no la mates ...

Jack ten paciencia ...

Jack no la mates ...

Jack aún no...

--¡Que me lo des!—ordené entre gritos por última vez.

Puse mis manos en su collar y se lo arranqué con gran brusquedad.

Era un collar de plata, con la letra M en la tapa superior. Al abrirlo tenía la foto de dos personas, maldita sea...

--Toma, no es nada importante, baratija no más —dije normalmente y le tire su joya.

--¿Te das cuenta que no me lo puedo volver a poner?—preguntó viéndome como si yo fuese estúpido.

Suspiré. Y le desaté con resignación.

Cajita de sorpresasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora