[O1]

486 40 3
                                    

911;

Selem esta agotada, demasiado triste como para siquiera preocuparse por otra cosa, estar con Junior se había convertido como estar con un fantasma y eso le lastimaba muchísimo.

Lleva sus ojos al anillo sobre su mano y lo mira con dolor, algo en su estómago aprieta y siente ese disgusto en la mandíbula; quiere llorar hasta dormirse pero parece que ya no hay lágrimas pues apenas unas corren por sus mejillas suaves.

Desvía sus ojos hasta el reloj en la pared y suspira al ver la hora, cerca de las 02:30 am.

¿Dónde estará?

Piensa preocupada, a pesar de todo si Antonio ya no la quería, ella a él sí y se preocupaba siempre por él, más ahora que parecía que él ni siquiera quería llegar a la casa que compartían.

Tal vez era su culpa por esperar tanto un cambio por parte de Antonio, él jamás le había pedido que se fuera o si quiera le había pedido el divorcio, en realidad Antonio ya no le pedía nada, ni siquiera un beso antes de irse al trabajo o a cualquier asunto parecido. Selem solía estar sola la mayor parte del tiempo aún con Antonio en casa se sentía sola, algo había pasado y ella no podía descubrirlo aún.

¿Estarás con otra mujer?

Ese pensamiento la hace encogerse sobre la cama, aprieta una almohada contra su pecho y respira hondo, su corazón se siente destrozado ante el pensamiento doloroso de imaginar a Antonio con otra mujer entre sus brazos.

Probablemente sí, ya la había engañado en esos últimos meses, capaz era otra mujer la causa de sus llegadas tarde a casa. Pero todo eso se borra de su mente cuando escucha la puerta de la casa abrirse y después unas llaves caer sobre la barra de la cocina, se pone de pie al toque y sale para comprobar que Antonio venga solo y no con sus amigos.

Con pies descalzos camina a paso delicado sobre la casa hasta llegar a la cocina donde está prendida la única luz y observa a Antonio de espaldas a la puerta, parece que está mirando su celular o algo así.

El nombrado se gira a mirarla, Selem se queda estática en su lugar, su corazón late fuerte y lo inspecciona para llegar a la conclusión de que viene en estado de ebriedad.

Creí que estabas dormida. — Su voz es ronca, pareciera de otro hombre —.

Te estaba esperando, estaba preocupada. — Murmura Selem y se encoje de hombros, se acerca a él y le toma la mano despacio acariciando sus dedos —. ¿Estás bien?

Sí, mucho trabajo.  — Responde sin mucha explicación —.

Claro, puro trabajo.

Selem asiente, lo mira por unos segundos y se acerca un poco más tan solo para olerlo un poco.

Hueles a alcohol... — Selem comenta bajito, al menos olía a alcohol y no a otra cosa —.

Sí, salí un rato luego del trabajo. — Se suelta de la mano de su esposa y ella suspira —. ¿Que?

Nada, pudiste haberme dicho para saber o para ir contigo. — Selem da un paso atrás y Antonio es quién suspira ahora —. Ni siquiera un mensaje de que ya saliste del trabajo Antonio, nada. ¿Cómo se que estás bien y que no te ha pasado nada?

novecientos once; Junior HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora