Todo era bastante ruidoso en el salón de clases de la academia. Una atmósfera que ya era costumbre para todos, así era el tiempo que estuvieron aquí. Aún seguia siendo tan irreal de que los días en este mismo salón ya hayan acabado.
Ahora todo el mundo estaba de pie, todos emocionados mientras se hablaban una última vez como compañeros de estudio.
Ese lugar los había visto a todos cambiar de una manera a otra entre risas y desorden. Era la clase en la que gran parte del tiempo había sido en parte su responsabilidad, y donde había aprendido en como llevar su vida hasta la fecha. Había conseguido tener grandes compañeros de curso, y también buenos amigos.
Hoy más que solo esperar a su sensei y esperar la lección del día de hoy como era hace unos días, ahora la razón era una completamente distinta.
Este día todos se reunían, ya no como alumnos de la academia, sino como shinobis de la aldea de la hoja. Se habían graduado apenas el día de ayer en la madrugada tras pasar el examen de graduación de la Academia.
Los 18 presentes y graduados habían conseguido pasar un infierno luego de la prueba que les hizo pasar sus mismos profesores y el mismo sexto Hokage, Hatake Kakashi. Aunque, a diferencia del resto de la clase que no había estado en una complejidad tan "dura" como lo fue ese examen, solo una chica había soportado algo como eso.
Sumire Kakei, una chica que tenía 12 años junto con la mayoría de sus amigos, pero la mayor diferencia en ella al resto de los demás era sus habilidades natas que había desarrollado en su niñez.
La chica tenía historia, había intentado atentar contra Konoha durante su curso en la academia y había robado chakra a muchas personas, tanto desconocidos como a amigos. Aunque al principio ella no quería hacerlo, siguió continuando con esta crueldad con tal de cumplir con la voluntad retorcida y rencorosa de su padre contra toda la aldea.
Aunque no quiso, lo hacía con la vista gorda hacia sus acciones. Se autoconvencía que estaba haciendo esto plenamente para cumplir las expectativas de su padre, aún si tenía que utilizar a sus mismos compañeros de clase. A sus primeras amigas que había hecho; Sarada Uchiha y Chouchou Akimichi. Al igual que unas más como Wasabi Izuno y Namida Suzumeno.
Estaba decidida a romper esos lazos sin importarle, todo sea por su objetivo que su padre le había encomendado.
Sin embargo, su objetivo nunca lo logró.
Lo deshecho de su corazón.
Esa voluntad corrupta que su padre había incrustado en ella fue completamente arrancada por una persona. Una que con su misma sonrisa iluminaba el ambiente como un sol en plena entrada de primavera en la nieva.
Era irónico para Sumire en como había querido evitar y cuidarse de esa persona por como había empezado a interponerse en sus planes, y ahora no quería despegar su vista de esa misma sensación cálida que sentía cuando veía esa sonrisa.
La mirada de la chica pasó hacia esa misma persona de la que ahora era protagónico de sus pensamientos.
Estaba tan sonriente y despreocupado como siempre lo había sido, aunque no dejaba de transmitir esa confianza y pasión al vivir la vida. Eso era lo que Boruto Uzumaki era y siempre será.Ser el hijo de alguien tan importante era lo de menos para ella, aunque no dejaba de admirar lo increíble que era su padre. Sin embargo, él brilla a su modo, haciendo sonreír a cualquiera y hacer que la vida en la academia no se volviera tan aburrida, aunque sus acciones había traído problemas.
—Te queda muy bien esa ropa, Denki.
— ¿Tú crees? —preguntó apenado el otro chico por el cumplido.
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Boruto: Team Tricolor
FanfictionLuego de un repentino cambio sobre el equipo, ahora los integrantes conformados por éste son Uzumaki Boruto, el chico de la aldea del sonido, Mitsuki y Kakei Sumire. Una historia peculiar sobre tres amigos que habían tenido sus diferencias en el pas...