𝐄𝐩í𝐥𝐨𝐠𝐨

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—No te estoy abandonando aquí, ¿está bien? Solo son unas pocas horas y luego volveré por ti.

El pequeño asintió ante las palabras que decía su mami mientras este desabrochaba el cinturón que lo tenía preso a su sillita, ayudándolo luego a bajarse del auto.

Frente a ellos se encontraba una edificación llena de colores y niños corriendo a su alrededor, unos tantos aferrándose a las piernas de sus padres otros llorando desconsoladamente, aquello no le daba buena espina, aferrando su mano hecha puño a el pantalón de su madre, quién bajó su mirada al sentir el tirón.

Louis sabía que a veces estas cosas pasaban, los niños podían asustarse al mirar su nuevo entorno, uno al que debían enfrentarse sin la compañía de sus padres; sonrió hacia su hijo llevando una de sus manos para acariciar su cabeza, apartando algunos mechones de su rizado cabello, no quería admitir que también sentía algo removiéndose en su pecho, sería la primera vez que lo dejaría en un lugar solo, pero sabía que era necesario y que si demostraba tanto sentimentalismo su pequeño iba a llenarse de nervios. Erkan había crecido y él tenía que afrontar esa realidad, siempre sería su bebé pero debía empezar a soltarlo un poco.

—No estés nervioso —intentó calmar, buscando algunas palabras que sirvieran para la ocasión—, Como te dije solo serán algunas horas, conocerás nuevos amiguitos, ¿no te gusta la idea?

Erkan negó, el omega sin embargo sonrió, sabía que eso no era del todo cierto. Con el pasar del tiempo su hijo había aprendido tantas cosas, siempre pensó que sería de esos niños que no paraban de hablar ni por un segundo, así como él lo había sido, pero resultó ser lo contrario, Erkan era bastante calmado para su edad, sin embargo no dejaba su lado infantil, hacía amigos cada vez que salían un rato al parque o cuando se pasaban por el supermercado, sabía que en el preescolar no sería diferente.

—¡Erkannnn!

Antes de que Louis pudiera decirle alguna otra cosa al cachorro escucharon como una dulce vocecita gritaba el nombre del menor y como unos pasitos apresurados corrían hacía el lugar donde estaban, pronto otro cachorro se aferraba a un abrazo sobre el cuerpo de Erkan, que solo se mantuvo quieto con ganas de empujar al otro.

—¡Rowan! No corras así —un agitado omega llegó también a pasos apresurados, cargando a un bebé sonriente ante la situación en el canguro colgado en su pecho.

Rowan solo se rió y pronto fue empujado por las manitas de Erkan, pero eso no lo detuvo, empezando a mostrarle su linda mochila de conejito al mayor.

—Creo que Roro está feliz de ver a Erkan —señaló Louis— Y Ryan parece que está feliz de verte correr detrás de él.

Niall bajó la mirada para ver al bebé divirtiéndose por la carrera que tuvo que pegar detrás de su cachorro mayor.

—Incluso se levantó temprano de lo ansioso que estaba por venir —comentó Niall.

Mientras tanto Erkan era obligado a escuchar como Rowan alardeaba sobre la mochila que su padre le había traído del país llamado Irlanda, o por lo menos eso era lo que el otro niño había dicho.

—¿No te gusta? —le preguntó el menor con Ilusión.

Erkan la detalló, no estaba mal pero su mochila con la forma de un adorable pollito le parecía más bonita.

—Umm, sí —finalmente contestó y esta simple respuesta hizo feliz al otro, quién volvió a abrazarlo de forma invasiva—, Estás aplastándome, tonto.

El tiempo pasaba pero para él la bola de grasa seguía siendo insoportable.

—¿Qué tal si se toman una foto juntos? —sugirió Louis, mirando la adorable escena, que no se resistió a sacar su teléfono para dejarla inmortalizada con una foto— Sonríe Erkan.

El pequeño forzó una sonrisa mostrando aquellos hoyuelos, ¿era necesario todo esto? Prefería quedarse en casa tomando su leche de chocolate mientras veía caricaturas junto a su papá alfa, desde ese momento supo que la vida estudiantil no sería lo suyo.

Pocos minutos después ya los niños empezaban a entrar a sus respectivos salones, se acercaba la hora de despedirse y eso mantenía preocupado a Erkan, quería aferrarse a la pierna de su mamá como los otros niños.

—Vamos Erkan —Rowan le ofreció su mano al niño, pero este solo la miró unos segundos, desviando la mirada a su mami.

Louis suspiró colocándose de cuclillas, tomando la cintura de su hijo, asegurándose de que sus miradas se encontraran.

—No pasa nada bebé, te vas a divertir un poco aquí, y te prometo que vendré por ti en unas horas junto a papá Hazz —animó el mayor, dejando un beso en su frente— y si te portas bien podríamos visitar a tío Zee y a Danya, ¿qué te parece?

Erkan lo pensó un segundo, tío Zee siempre estaría bien, pero Danya era otra bola de grasa fastidiosa siempre aferrada al cuello de su mamá ¡y lloraba cuando el intentaba acercarse! Era una caprichosa que no quería compartir un poco de su madre ¡todo mal!

—Sólo a tío Zee —respondió el niño, ganándose otra vez algunas risas de los mayores, se notaba perfectamente quién era su tío favorito.

El omega se vio obligado a asentir para convencer a su hijo, colocándose de pie y tomando su mano; a Rowan no le quedó de otra que aferrarse a la de su madre también, a veces no entendía porque su amigo era así. Finalmente entraron al recinto, pasando cerca de los varios juegos que allí habían, Erkan pensó que no era un lugar tan sombrío después de todo, pronto llegaron al salón que le habían designado, ya se encontraban algunos niños allí, la misma historia algunos llorando como bebés y otros jugando con los diferentes juguetes que se encontraban allí.

Bueno, quizás estar unas horas allí no fuera tan malo, pero en serio esperaba que la propuesta de ir con tío Zee se cumpliera y que además esta incluyera helado de chocolate.

Su actitud cambió drásticamente al mirar a su maestra, traía una mochila con un peluche de pingüino, ¡seguro sería fantástico! Nadie que usara cosas de pingüino podía ser malo.

Al final quién lloro después de todo no fue Erkan, pero su madre no podía decir lo mismo mientras caminaba de vuelta a su auto ¡ese malagradecido! No había dudado en soltarle la mano para irse con la maestra.

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Se sentía estafado ¿Por qué nadie le había dicho sobre esa tonta cosa llamada tarea? ¡además debía seguir haciéndola aún en su casa! Y ni hablar de la tonta bola de grasa cantando a cada segundo sin despegarse de su lado. Definitivamente eso no era lo suyo, al menos ya había acabado.

Las horas habían pasado muy lentas bajo su percepción, por lo que sus ojos brillaron al divisar al alfa esperándolo cuando salió del salón, sin dudarlo corrió hasta él, terminando con un salto en el que su papá siempre lo atrapaba para levantarlo entre sus brazos.

—Hola engendro —saludó el alfa, despeinando un poco más el cabello de su hijo— ¿Qué tal el primer día de clases?

—Bien, vámonos —pidió el menor a su padre de inmediato.

Que bueno que ya había terminado de estudiar, adiós escuela.

—Iremos por un helado, mamá Lou nos espera en el auto —Erkan celebró por eso—, También irá Roro.

Y otra vez la vida demostrándole que no todo era como él quería.

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𝐁𝐚𝐛𝐲 𝐓𝐡𝐨𝐮𝐠𝐡𝐭𝐬 [𝐋.𝐒]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora