Andamios, 1996

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"...ocurre que no estoy seguro que este libro sea una novela propiamente dicha (o propiamente escrita). Más bien lo veo como como un sistema o colección de andamios." Y lo que más le gusta a Benedetti es que, según el Diccionario de la Lengua Española, los andamios sirven, entre otras cosas, para subir o bajar estatuas, que es, de algún modo, para lo que sirve este libro: "Como podrá comprobar el lector, si se anima emprender su lectura, este libro se trata de los sucesivos encuentros y desencuentros de un desexiliado que, tras doce años de obligada ausencia, retorna a su Montevideo de origen con un fajo de nostalgias, prejuicios, esperanzas y soledades. A pesar de ser yo mismo un desexiliado, advierto que no se trata de una autobiografía, sino un puzzle de ficción, compaginado merced a la mutación de realidades varias, casi todas ajenas o inventadas, y alguna que otra propia" ("Andamio preliminar").

El resto es una novela con 75 andamios o capítulos, sobre el retorno a su país de Javier Montes, que deja en Madrid a su compañera de exilio para reencontrarse en Montevideo con sus amigos y con los lugares que dejó atrás, por necesidad, hace años. Los recuerdos llevan a reflexiones sobre la dictadura, sobre las nuevas generaciones, que ya no son consientes de todo lo que sus mayores dejaron atrás, sobre la vida de los exiliados en Europa, llenas de anécdotas, y sobre los problemas que se encontraron al volver a sus casas.

Javier encuentra en Montevideo a una compañera de militancia, Rocío, con la que se instala: "De lunes a jueves disfrutaba de su soledad y el viernes, cuando empezaba a añorar a la mujer, no a cualquier mujer sino a Rocío, se encontraba con ella, en tanto el lunes, cuando comenzaba a echar de menos su soledad, regresaba a su casa para cumplir su retiro con Bribón [el perro]. Un vaivén perfecto".

Entretanto, vive de su videoclub, recibe cartas de su hija, que le explica su punto de vista, y envía artículos al periódico de Madrid para el que trabaja, que le sirven para expresar su opinión: "Los países no mueren [...] La que muere es la gente. Es claro que a veces la gente se cansa de morir y hace revoluciones [cuando los imperios se enfrentan a la paz [...] se hunden en la frustración y el desasosiego. Verbigracia: cuando Estados Unidos se quedó sin la URSS, o sea, sin rival a la vista, estuvo a punto de sumergirse en la desesperación y el desempleo [...]pero al fin inventaron a Saddam Hussein...". A veces se muestra esperanzado: "No obstante, el futuro será lo que hagamos con él. Somos alfareros de este futuro. El único problema seria, tal vez, que la alfarería se haga a corto plazo por computadora o por Internet. O por robots. Que Dios (que no existe) nos asista". Javier tiene mucho tiempo para pensar en su mujer, sus amigos, su madre, su pasado y su presente.

 Andamios nos hace ver guiños sorprendentes, como la visita de Javier a la galería de arte de Claudio Merino, protagonista de La borra de café, donde se conocen y hablan de Rita, que se le aparece a Javier en sus sueños.

Benedetti muestra en esta novela su gusto por la creación de palabras , por ejemplo, con la palabra "trilce",que significa 'triste' y 'dulce' a al vez, o Anarcoreta, que es el apodo de Javier, anarquista y anacoreta a la vez o en los divertidos análisis de las expresiones castellanas y uruguayas, porque cuando un uruguayo lee en los periódicos españoles que alguien ha ingresado cadáver tiene la sensación de que lo ha hecho haciendo footing.

Escrita entre Montevideo, Buenos Aires, Madrid y Pollensa, en la isla de Mallorca, el ultimo capitulo son estos versos de Juan García Hortelano: "Yo sólo quiero decir / lo que debéis escuchar./ Gracias por haberme oído / como quien oye nevar".

Mario Benedetti ~ El poeta cotidiano y profundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora