PRÓLOGO

13 3 1
                                    


Jisung estuvo en una relación tóxica durante tres años con Irene.

Jisung tenía 16 años y ella 17, al inicio de la relación todo era muy bonito. Se conocieron en el instituto, ella le mostró un lado de la vida que él no conocía, como el amor, el romanticismo, aunque también le mostró el lado morboso, de excesos, de falta de respeto en su relación. Ella lo incitó a probar sustancias de las cuales quizá muchas las probó por experimentar y también por presión social.

Su relación con Irene era dependiente. Jisung la amaba y se dejaba afectar demasiado por el estado de ánimo de ella, si ella estaba mal, él llegaba a estarlo el triple. Irene era una persona bastante manipuladora, lograba convencer a Jisung de cosas, aunque él no las quisiera así, pero él con tal de "hacerla feliz" hacia lo que fuera.

Jisung se enteró de la primera infidelidad unas semanas antes de cumplir dos años de relación, pero ella le negó todo, le recalco que él era un inseguro y que se le hacía ridículo que él creyera que ella era capaz de hacer algo así. Jisung se replanteó a tal punto que le dio la razón a Irene.

Siguieron un año más, él hizo caso omiso a una y mil pruebas de que ella le seguía siendo infiel, sus amigos de ese entonces le intentaban explicar que ella le era infiel; que ella lo manipulaba, que ella ya no lo amaba y nunca hizo caso, en vez de eso alejó a todas sus amistades quedando solo con Irene y las amistades de ella.

Pero toda la relación se acabó cuando un 26 de septiembre ella le termino diciendo "Ya no te amo, puede que nunca te haya amado, por eso quiero acabar con todo. En este tiempo solo fuiste un estorbo para mí, nunca sentí emoción ni adrenalina, lo único que puede rescatar de ti en todo este tiempo es tu físico, es la única razón por la cual estuve contigo, nunca fuiste lo suficientemente hombre, necesito un hombre que me cuide, no un papanatas que no es capaz de ver que le han sido infiel por más de un año" esas palabras lo marcaron, no intentó seguirla porque sabía que era verdad todo y no se podía sentir más humillado.

Quizás si la ruptura no hubiese sido tan fuerte y humillante, no lo hubiera marcado de la forma en que lo hizo.

Un 4 de noviembre llaman a Jisung y le comentan la lamentable noticia.

Jisung no lo podía creer, le era imposible

Hasta que la miró en aquella cama con una bata blanca en su cuerpo, su cara pálida con sus ojos cerrados y lo más importante. Sin respirar.

Él no lo podía creer ¿Por qué? Se preguntaba frecuentemente

Él lloraba, quizás más de lo que su cuerpo se lo permitía, tuvo que tomar pastillas y uno que otro analgésico que le ayudaran a poder conciliar el sueño, y quizás para evitar el dolor que le invadía todo el pecho al recordar que en este plano terrenal su madre ya no estaba.

Pasaron algunas semanas y se refugió en la nicotina y en el alcohol, sentía que era la única manera para sentirse mejor.

Pausó sus clases, no le encontraba sentido a su vida, ni en la música se pudo refugiar, llegó a meterse algunas dosis de marihuana y cocaína.

La relación con su papá era bastante mala, tras la muerte de su madre su papá estaba aún menos en la casa, estaba él con su soledad y tristeza absoluta.

Su padre no es que no lo amara, pero le era imposible cargar con la muerte de su esposa, el cargo de su empresa y el dolor de un hijo, le era imposible a un hombre como el expresar sus emociones, sus dolores, sus lágrimas,

¿Cómo le pedías a un hombre que no sabía expresar sus emociones con nadie que se abriera con su hijo? Que le prestara un hombro para llorar, pero si desde pequeño estuvo solo, sin un hombro para llorar o una persona a la cual contarle sus dolores

Pero un 12 de diciembre todo cambió por una decisión precipitada de una persona que suplicaba ser escuchada, decisión que marcó un antes y un después en la vida de Jisung y su padre.

Eran más de las seis de la tarde cuando Jisung se encerró en su cuarto, lo había decidido después de premeditarlo por más de dos semanas, sabía que debía ser ese día el último de su miserable existencia.

Había distintas pastillas de distintos colores, para aliviar distintos dolores.

No lo pensó más y empezó a ingerirlas.

Una, dos, cuatro, ocho, dieciséis, ¿veinticuatro?

No logro contarlas, ya que su último recuerdo lúcido que tuvo es sentir su garganta arder al bajar las pastillas con una botella nueva de Vodka y al terminarse la botella fumarse un cigarro.

Para Mark fue muy difícil encontrar a su hijo inconsciente en el piso de su habitación, al lado de varias cajas de medicamentos, con aún más sobres abiertos junto a una botella vacía de Vodka. Mark entró en pánico, su único hijo no podía estar en este estado, no, él no podía también perder a su hijo. Con todas sus fuerzas lo levantó y lo llevó a una clínica con el miedo de que llegara sin signos vitales por la intoxicación. Afortunadamente, para su padre lograron hacerle un lavado estomacal a tiempo.

Jisung sintió una gran decepción al volver a estar consciente, él ya no quería estar, ¿Era tan difícil de entender?

Quería volver a estar con su madre, sentirla, escucharla, sin ella la vida no tenía sentido y era insufrible. Él prefería morir antes que vivir una vida sin su ser más preciado.

La relación de Jisung y Solar fue dulce, ella siempre estaba para su hijo, y su hijo, siempre para ella, se complementaban.

Pero muchas veces querer tanto a alguien nos vuelve dependientes, a niveles que sin esa persona no le encontramos sentido a la vida.

Desde que Jisung nació, la vida le cambió completamente a Solar y de misma manera para Mark, pero Solar siempre estaba con él, sin importar que tuviera cinco, diez, catorce, dieciocho, siempre fueron ellos contra el mundo, ya que aunque su padre estaba en sus vidas, tendía a estar más ausente del menor por lo cual Jisung sentía que solo contaba con su madre hasta que Irene llegó a vida.

Quizá ese fue uno de los pocos momentos en los que se despegó un poco de su madre o eso hasta que llegaron las peleas, los engaños, las noches en vela y finalmente la tan esperada separación.

Para Jisung le era imposible tener una vida sin su madre, aun así él estaba en esa casa que solo lo llenaban de tantos recuerdos, de nostalgia, de dolor y tomándose unas pastillas para dormir; Irónico.

Luego de algunas pláticas con su hijo, Mark lo comprendió, entendía la razón por la cual estaba en aquel estado, ya que él mismo había pensado varias veces en terminar con su efímera existencia, pero no podía irse, debía vivir por la memoria de su esposa y de su hijo.

Ahora que era más consciente de los pensamientos autodestructivos de su hijo, debía estar más para él, cuidar de él. Mark no podía perder a su único hijo y aunque esto se vio reflejado en los siguientes meses, Jisung aún se sentía vacío, pero no se sentía solo y ese era un paso gigante en relación con el mismo y su entorno.

Jisung decidió volver a la Universidad, volvió a socializar, volvió a reír genuinamente, volvió a sentirse querido, pero al volver a casa los recuerdos volvían, la nostalgia lo envolvía, aunque lo había superado, le dolía.

Le dolía ver en su casa aquel sillón en el que su madre se pasaba la mayor parte del tiempo, que desde que ella falleció nadie lo tocaba, le dolía ver las distintas tazas de café que utilizaba siempre, las pinturas realizadas por su madre y claramente aquel gran retrato encima de la chimenea. Retrato de ella.

También le dolía tener que medicarse para dormir, para no recaer, para poder levantarse de la cama, para "estar bien" sin dudar esas dos horas que tenía los domingos con su terapeuta para según su padre "estar bien".

Aún y todo eso y su nula percepción de mil cosas hacia lo posible para no demostrar sus sentimientos al mundo, intentando estar estable para estudiar, socializar y vivir su vida día con día.

No morir de pena [𝑀𝒾𝓃𝓈𝓊𝓃𝑔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora