En los confines de la galaxia, escondido en la luna de Bakura, acecha un enemigo. Un enemigo que ya ha destruido una gran civilización, consumiéndola en la oscuridad. Ahora, esa misma marea que todo lo consume está lista para revelarse a una galaxia...
Este es un poco más largo que los primeros tres capítulos. Probablemente sea la única actualización de este fin de semana, ¡pero espero que valga la pena!
Raptor of Sangheilios: pasará un tiempo antes de que Rtas y la galaxia Halo realmente entren en escena. Por ahora, todo lo que obtiene Galaxy es el organismo más peligroso de todo el universo :)
19 ABY
Tamura, Sistema Bakura, Complejo Minero Shiritoku
20:12 Horas
Zeth nunca imaginó que encontraría una manera de hacer que el director Ostrell hiciera algo físico. Mientras que el joven pasaba gran parte de su tiempo libre haciendo ejercicio, Jed, de cuarenta y tantos años, prefería descansar en una silla y disfrutar de un refrigerio. Pero hoy había cambiado todo.
Se sentó en un círculo con sus camaradas, con su escaso equipo frente a ellos: 3 pistolas bláster, un rifle, una porra eléctrica, el equipo electrónico de Kara, un pequeño botiquín médico y un detonador térmico. Mientras que Zeth hizo todo lo posible por mantener la calma y ser profesional, los demás no lo estaban pasando tan bien. Kara miró por encima del hombro por centésima vez, lo cual estaba justificado teniendo en cuenta la situación, y Ostrell se secó el sudor de la frente con un pañuelo. Lua, sin embargo, era un desastre. Las manos de la twi'lek púrpura temblaban, sus ojos estaban muy abiertos por el terror.
El grupo había pasado la última media hora más o menos en el mismo callejón, detrás de un contenedor de basura. A cada lado se veían dos grandes paredes de almacén. Zeth iba a meterse en el que estaba junto a ellos porque, según Ostrell, Shiritoku almacenaba sus explosivos en el edificio. La plataforma de aterrizaje todavía bullía de actividad, por lo que los demás iban a volver por donde habían venido y recorrer toda la plataforma hasta llegar al otro lado de la pista, detrás del hangar que albergaba la nave de Ostrell. Zeth les daría 15 minutos, armaría los explosivos en el almacén y establecería un temporizador de 60 segundos. La explosión causaría una distracción, sacando las formas de combate de la plataforma para investigar, y Zeth podría cruzar corriendo y subirse a bordo, y dejar atrás este lugar. Al menos, ese era el mejor de los casos. Zeth sabía que las probabilidades no estaban a su favor. Solo esperaba que el destino lo fuera.
Revisó el cartucho de su rifle: estaba lleno y tenía tres de más, además de un detonador térmico y una porra de choque. Los demás llevaban cada uno una pistola bláster y un cartucho extra, dos para Kara. Zeth susurró: "Es hora de moverse, muchachos. ¿Alguna pregunta?".
Ostrell puso una mano en el hombro del joven: "No podemos agradecerle lo suficiente por esto, soldado. No despegaremos hasta que esté a bordo".
Zeth asintió, "No me agradezca todavía, señor. No estamos fuera de esto". Se agachó y empezó a bajar hacia la parte trasera del almacén, pegado a la pared. Los demás lo siguieron en una sola fila.
Acorazado clase Keldabe, "Retribution"
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