Flor de ciruelo | Shinichiro x OC |

Año nuevo

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La acompaño todo el camino de regreso a casa, pararon en una pastelería para poder llevar lo que Ume buscaba antes de la molesta persecución.

Shinichiro ofreció llevarla en su moto, prometió ir despacio para que el pastel no se arruinara; lo cierto era que quería estar más tiempo con ella porque no sabía si después de eso volvería verla. Por su parte Ume aceptó, también quería estar con el un rato más y después de ese beso en el callejón sentir su calor ya se había vuelto algo necesario para ella.

A pesar de todo fueron en silencio siempre, solo hablaron en la pastelería para escoger su compra, pero después del incidente con los agresores solo estuvieron callados.

Al llegar a la estación cercana a su casa bajaron de la motocicleta, Shinichiro la estacionó en un lugar seguro y tras eso comenzaron a caminar.

Ume tenía frío, estaba cansada y se sentí triste, en sus adentros sabía que para evitar una despedida más dolorosa lo mejor era que ese día fuera el último juntos. Se detuvo justo cuando entraban en la calle que daba a su casa, el la miró confundido.

- ¿olvidamos algo? - preguntó sin acercarse, estaba temeroso lo que fuera a decirle.

- creo que después de esto no podemos seguir viéndonos – Ume no pudo mirarlo a los ojos, no quería ver su expresión y tampoco quería volver a llorar.

- ¿por qué? - preguntó con seriedad, Ume desvió la mirada hacia un costado, se sentía avergonzada, pero no quería sufrir más ni hacerlo sufrir. Antes de continuar hablando el interrumpió.

- mírame a los ojos y explícamelo – su voz era autoritaria, como la del líder que era, pero cuando alzó la mirada para enfrentarlo se dio cuenta que la expresión en sus ojos retenía lagrimas y molestia.

- Shin... - apretó los labios ahogando un sollozo.

- puedo soportarlo ¿sabes? - dijo sin ocultar su voz entrecortada por el llanto, las lagrimas le resbalaron por la mejillas.

- pero yo no – habló ella comenzando a llorar – yo no voy a poder vivir sin pensar en que puedes estar en peligro, en que no podemos hablar... - jadeó y limpió sus lagrimas con la manga de su suéter – y tampoco quiero que tu te enganches con algo que... quizás no tenga futuro...

El se mordió el labio inferior molesto, las lagrimas surcaban su rostro y escucharla sollozar lo frustraba aún más. En ese momento ni siquiera sabía que hacer, nada los ayudaría de ninguna manera.

- Ume... dejame verte una vez más en año nuevo... - ella alzó su mirada hacia el.

- acompañame al templo en año nuevo – si expresión era suplicante, no podía negarse. Ella también quería verlo otra vez.

Asintió sonriendole y el también le sonrió. Se acercó temeroso, pero por fin la abrazo con cuidado de no dañar la caja del pastel. Continuaron caminando despacio y al llegar a la esquina de su casa volvieron a detenerse.

- ¿quieres un poco de pastel? - preguntó ella tratando de invitarlo a su casa por primera y última vez. Shin quería aceptar, pero ya debería haber llegado a su casa desde tiempo atrás.

- si quiero... pero Manjiro, Emma e Izana me hicieron prometer que estaría con ellos toda la noche en navidad – se rascó la nuca avergonzado y ella solo le sonrió.

- no te preocupes, te veré en una semana – habló ella acercándose a el para darle una ligera palmadita en el pecho, el la miró a los ojos sonriendole embelesado.

– ve con cuidado – al decir eso se puso de puntas para alcanzarlo y le dio un beso, hizo ademán de separarse, pero el no la dejó. La abrazó por la cintura atrayéndola a su cuerpo profundizando el beso hasta que ambos por fin se separaron.