tatuaje

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   Me levanté a las 6 am a pesar de que era sábado, porque tenía que ir a ver al tatuador a las 8. Lo conocí en el bar al que voy con mis compañeras luego del trabajo. Le llamó la atención mí tatuaje en el cuello y se acercó a hablarme. Era un vampiro llamado Cian. Bien parecido, cerca del metro ochenta y vestido de jean y campera de cuero. Me contó que tenía agujas de platino por si me interesaba hacerme un tatuaje nuevo. Me mostró parte de sus trabajos en vampiros y otras especies y acordamos vernos el sábado en su estudio.
   Hubo algo en él que no terminó de convencerme pero, la idea de hacerme un nuevo tatuaje me atraía. Demasiado, diría yo.
   Ocho en punto estuve en el local, ubicado en el último piso de un edificio comercial. Bastante amplio con sillones blancos en la sala de espera y una puerta que daba a la sala de tatuajes propiamente dicha. Me ofreció un té de hierbas y me mostró el diseño que tenía preparado para mí, un clásico, calaveras y rosas.
   Acordamos que el diseño iría en mi espalda por lo que, rápidamente, terminé el té, me quité la remera y me recosté en la camilla, mientras Cian preparaba las agujas y me daba charla.
-¿Hace cuánto vives aquí?
- Hace...unos…m-meses- sentí mi voz pastosa y mi vista empezó a fallar- creo que no...me siento bien- mi cuerpo se sentía muy pesado.
-relajate, seguro es el té, tenía un poco de belladona con unas gotas de mi veneno- no lo ví pero, la risa en su voz se podía adivinar.
   El pulso se aceleró, mi mente luchaba por mantenerse alerta y mi cuerpo no respondía. La combinación de belladona con veneno de vampiro (sustancia que segregan los colmillos al presionarlos contra algo), provoca un estado de semiconciencia y parálisis en alguien como yo.
-¿C-Cómo?...¿Porr...qué?- no podía articular una frase completa.
-Nada personal, trabajo. Todo por dinero. Tu sangre vale mucho en el mercado negro.- intenté moverme, fue inutil - tranquila no voy a matarte y a cambio, voy a hacerte el tatuaje. Va a quedar increíble.- "arrogante hijo de puta"-
   Sentí un pinchazo en el muslo derecho, seguramente en la arteria femoral para extraer más rápido la sangre. Luego empezó a trabajar en mi espalda - ¡el hijo de puta me estaba tatuando!.
   Podía sentir el ruido de la máquina, ese zumbido tan característico que antes me relajaba, ahora convertido en el símbolo de mí tortura. Sentía como cualquier rastro de control se desvanecía. Por momentos perdía la conciencia.
   Me desperté horas más tarde y Cian ya no estaba. Tenía la espalda dolorida, el cuerpo como si fuera de plomo y un fuego en mi cuello. No conforme con sacarme sangre, había probado un poco.
   Apenas podía moverme, tomé mí remera y me arrastré hacia la sala de espera, como pude agarré mi celular. Tenía un msj a las 12:15 de Drago y ya eran las 2 de la tarde. Intenté ponerme en pié y las piernas no me respondieron. En ese momento empezó a sonar mi celular, era Drago. No quería atenderlo, no quería dar explicaciones, sólo quería irme a casa pero, en el estado en que me encontraba, no tenía otra opción. Atendí:
-¿Drago?...- que mal sonó eso.
-¡LEA! dónde estás?!- se oía preocupado.
-Te mando la ubicación. Último piso. Esto no se ve bien.
-¡¿QUÉ?!- Corté. No podía seguir hablando, una arcada amenazaba con subir por mi garganta. Como pude me puse la remera y me recosté en el piso. Cuando Drago me viera y le contara lo que pasó, estallaría el infierno. Linda forma de empezar una relación. - Al menos sabré si le gusto de verdad o no. Gracias Cian...

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⏰ Última actualización: Mar 31, 2023 ⏰

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Drago y Lea (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora