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En estos tres años que habían pasado desde que Sasuke llegó como alumno de Orochimaru habían pasado en un abrir y parpadear de ojos. El Uchiha en ese tiempo no hubo momento en que la debilidad ó más bien recuerdos de su vida en Konoha con su antiguo equipo lo mantuviera lejos de su meta. E incluso los días en los que sus atrofeadas hormonas le pedían compañía es que iba a la habitación de Yukime y sin esfuerzo se tiraba a un lado de ella en la cama por las noches simplemente sintiendo la piel helada de la chica quien no se quejaba de esas acciones pues parecían no importarle, ni siquiera a la serpiente que siempre la acompañaba.
Entre una de esas noches hubo una en especial que hizo a Sasuke enojar. Yukime no era de conversar mucho más allá de lo necesario y para él eso era necesario, tampoco buscaba entablar una amistad ó era lo que el Uchiha pensaba.
—Hablé con el señor Orochimaru.— En medio de la habitación oscura el silencio desapareció un poco cuando Yukime susurró esas palabras.
—¿Y?
—Le pregunté si hablar ó dejarte pasar la noche aquí estaba bien. Pues no era una orden mandada por él.—Explicó con el mismo todo monótono.
Sasuke frunció sus entrecejo, no podía verla por la falta de luz pero no era necesario saber cuál era su expresión en ese rostro carente de emoción y pálido.
—Entonces, si él te hubiera ordenado lo contrario ¿lo hubieras hecho?— A comparación de ella, Sasuke hablaba con su usual tinte de voz.
—Sí.
Fué una respuesta rápida en sus labios que no lo pensó ni un segundo y aún así se escuchó como la verdad que ella siempre decía.
Yukime solo seguía órdenes sin importar lo que realmente ella pensaba ó creía correcto.
Y sin evitarlo la respuesta de la chica lo enojó.
—Hmp, solo eres una muñeca sin voluntad.
La chica de algo se dió cuenta y es que parte de su cuerpo estaba recargado en el chico pues cuando él se levantó de la cama su cuerpo cayó en el duro colchón. ¿Para ella era normal la presencia del azabache en algunas noches?
El ruido de la puerta al cerrarse con fuerza la sacó de sus pensamientos.
—No debiste decir eso Yukime-sama.— Mizuki quién salía de entre las almohadas miraba preocupado hacia la salida de la habitación.
—Parece ser que se molestó.
—Puede que Sasuke-sama creía que la compañía entre ustedes era recíproco sintiendo que era agradable.— Mizuki intentó explicar sin sonar directo.
