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Jimin esperaba sentado en su almohada en la silla, era pequeño para su edad y a veces le costaban hacer las cosas, pero no se quejaba, ya que estaba con su gran amigo el señor oso.

Lo acompañaba a todas sus aventuras.

Era su mejor amigo, después de Jungkook.

Pero cuando este no estaba abrazaba al señor oso, era muy suave.

Con una sonrisa tierna Jimin vio como su madre se acercaba con los platos de comida a la mesa, sus tripas rugían del hambre, no había comido desde ayer, ya que su mama estuvo muy cansada.

Aunque no entendió por que, si había bebido muchas latas, cuando él lo hacia no podía dormir, tenia mucha energía.

Pero su mama no, ella quedo en el suelo tirara con un montón de latas a su alrededor, no quería molestarla asique fue a jugar a su habitación.

Hoy mami también bebió de las latas verdes, pero estaba despierta y pudo hacerle comida.

Jimin amaba a su mama, era la mejor.

—Gracias mami-dijo el pequeño Jimin con una sonrisa, cuando su madre le puso el plato de comida al frente.

—Si come y calla, no estoy para ruidos molestos-dijo ella con algo de fastidio, mirando a su hijo con el ceño fruncido y girarse para encender la televisión.

A partir de ahí ignoro todo lo que venia de su pequeño.

Si le pedía agua, no se la daba.

Jimin sintió su boca secarse y le costaba tragar.

Si quería más, no se lo daba.

No quería escuchar su chirriante voz, la irritaba demasiado.

—Mami tengo sed...dame agua, por favor-dijo con un puchero, girándose a verla con su vasito de Hello Kitty, moviéndolo con esperanza de llamar su atención, pero nada.

Ella tenia más interés por la lata en su mano y en la serie que salía en la televisión, subiendo el volumen para no escuchar a su molesto hijo.

Jimin formo un puchero.

 —Mami...-dijo Jimin un poco desanimado.

Le dolía el corazón cuando su mama no lo miraba.

Miro la garra de agua en medio de la mesa y quedo unos segundos en silencio, pensó que tal vez podía hacerlo por su propia cuenta y sonrió feliz.

Si lo hacia solo, ya era un chico grande.

Entonces estiro sus pequeñas manitas intentando alcanzar la garra, pero sus dedos eran muy cortos, no llegaban y no pensó en nada mejor subirse a la silla, pero fue un grave error.

Jimin no supo en que momento, pero la había fastidiado.

Sus dedos tocaron la garra, pero esta cayo tirando todo el agua que había dentro, mojando el mantel de papel y lo lleno todo de agua, los platos saltaron, los vasos se cayeron también y uno de ellos termino en el suelo.

—Ay no esto no era asi...-dijo un preocupado Jimi, abrazando fuerte a su peluche, sintiendo sus ojos llenarse de lagrimas.

Había causado ese desastre.

Jimin no pudo disculparse cuando una mano golpeo su mejilla, haciendo que cayera al suelo de lo fuerte que había sido y su cabeza chocara la alfombra.

¿Qué había pasado?

¿Por qué le dolía la cara...?

Levanto la mirada y vio a su madre de pie, agarrándose del pelo y miraba enfadada hacia la mesa.

Jimin había arruinado su mejor mantel.

Decir que estaba enfadada era poco.

—¡Eres un maldito inútil!¡Mira como has puesto todo, puto niño de mierda no sirves para nada!¡¿Acaso eres tonto o retrasado mental?!-grito su madre dándole de nuevo dos golpes en sus mejillas, estaba comenzando a arder.

Jimin no paraba de llorar, mientras que su madre no dejaba de gritarle y golpearle.

Ese día Jimin durmió en el cobertizo por haber arruinado un caro mantel y roto un baso.

También se quedo sin comer.

Ni agua.

Ni una manta.

Ni una triste almohada.

—Al menos te tengo a ti...-dijo Jimin con una sonrisa, mirando el peluche con alegría, a pesar del frio.

Abrazo al señor oso y durmió en el frio cemento.

Monstruo |[Kookmin]|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora