El miedo se caracteriza por ser una sensación de angustia o un sentimiento de desconfianza, existen varios razones para tenerlo. En el caso de Kang YeoSang, este miedo aparecía cuando se escondía para no ser encontrado por la policía o los enemigos...
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Con el pasar del tiempo entendí lo que era vivir cerca de un aterrador infierno. Ese temor de que nos encontrarán y acabarán de una vez por todas con nuestro linaje, era algo de lo cual siempre temería a pesar de todo. Mis hermanos eran todo lo que tenía, mi única familia y mi lugar seguro.
La vida me hizo desconfiar de todo aquel me brindará la mano, me costaba hacerlo.
Recuerdos bizarros eran quienes me atormentaban de aquel día. Un día horrible a decir verdad, nunca olvidaría la sangre salpicada por el suelo, cadáveres por la seda y gritos por todo el lugar, el que alguna vez fue mi dulce y seguro hogar.
Ahora estaba frente aquel hombre que afirmaba ser amigo y negociante de mis padres, el cual me miraba con confianza esperando que yo también lo mirara de la misma forma. Ese hombre me hacía sentir una extraña confianza, aunque no lo admitiera y mis acciones dieran parecer que no la tenía. La única cosa que quería saber en estos momentos era en dónde diablos habían dejado a mis hermanos y a mi pobre vecina.
── Baja el cuchillo Yeosang, no te haré nada - demandó-, tus hermanos están a salvó.
── ¿En dónde están? Te exijo que me digas.- reprendí con severidad.
── Están bien. Confía en mí.- me hizo saber-.
Se dió cuenta que en mi no había ninguna gota de confianza en él y que a pesar de lo que dijera o no, yo seguiría insistiendo en ver a mis hermanos; por lo tanto Jung-jae miró a su subordinado, quien entendió la mirada como una señal antes hecha por su jefe. Este se fue para después volver con mis hermanos y mi vecina, quienes compartía la misma expresión tranquila que Jung-jae, como si nada malo hubierase pasado confundiendome aún más.
── Ahí están.- señaló a mis hermanos-. Te dije que podías confiar en mi palabra, tus hermanos están a salvó junto a tu vecina.
── Entonces...¿Qué haces aquí?.- lo cuestione confundido por su repentina aparición a mi hogar.
── Yeosanggie no seas duro con este dulce hombre. No nos hizo ningún daño, lo contrario fue muy bueno con nosotros y además de ser amable.- me regaño la anciana mientras le dirigía una mirada a mis hermanos-, ¿verdad que sí pequeños?
── Sí! - ambos respondieron al unísono al favor de mi anciana vecina.
── Vine a proponerte algo. Que tal vez te interese - se unió a la conversación, atrayendo mi atención a él.-, pero es necesario que estemos solos Yeosang, si no es mucha molestia.
── Claro, nosotros nos vamos a los cuartos Yeosanggie.- se apresuró a decir la anciana al escuchar lo pedido por Jung-jae.
Los tres desaparecieron del corredor dirigiéndose a las habitaciones. Es entonces cuando le dirijí una mirada a mi acompañante asegurándole que lo escuchaba.
── Lo escucho - le asegure.
── Antes que nada Kang junior, ¿Sabías a qué se dedicaban tus padres?.- dijo serio.
