quizás

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En el comedor no había más que aquella mezcla hacha de ingredientes de dudoso origen. Era un total insulto llamar a eso comida, daría lo que fuera por un pequeño tazón con los arándanos más dulces. El comedor era un cierto espanto, no faltaban aquellos que gritaban y empezaban a armar alboroto, claro que a él tampoco le gustaban ciertas cosas pero que espanto tener que hacer tal desastre.

Sintió que alguien se sentaba a su lado, estaba a punto de correr a quien sea que fuera, pero era el teniente, no lo entendía ¿Qué hacia el ahí? Quizás no era el único que estaba ciertamente impresionado. Le miró sin una pisca, ni un mínimo intento de disimular, no miraba la deliciosa tarta de arándanos que tenía consigo, era más que evidente que estaba mirando al enmascarado.

- ¿ Necesita algo?

Sintió que el mundo se empezaba a hacer tan grande y el tan diminuto en el momento en el que le habló, con ese tono serio y la idea de un rostro inexpresivo.

- nada, lamento eso

- Tomé, es para usted

Extendió el plato hacia el cabo, era impresionante, ya lo creía. Estaba empezando a creer que aquello no era más que una broma de la cual por alguna razón aquel sujeto era complice o quizás los altos mandos se dieron cuenta de su buen trabajo y decidieron compensarlo, no, eso no podría ser.

- ¿Habla en serio?

Se podía notar la mirada de un niño pequeño en esos ojos, esperaba un “es broma, es para mí".

- si, en serio. Me lo han traído pero creo que me gustaría dárselo a usted.

Su corazón empezó a latir a una gran velocidad y sentía un cosquilleo en sus mejillas, unos cuentos murmuros se hicieron presentes, al igual que una increíble pena.

- Se ve muy bueno, pero ¿Porque? Es para usted

- Solo, creo que alguien como usted merece cosas así.

Tomó el plato, empezó a comer un poco incómodo por aquello, pudo notar que el teniente estaba por irse.

- usted, ¿Tiene la tarde libre?

¿Qué era lo que acababa de decir? O ¿que era lo que pretendía con aquello? Pero ya era tarde para arrepentirse.

- si... ¿Dónde nos vemos?

No sabía si estaba rojo o quizás ya era un tomate, una fresa o un alimento rojo.

Un lugar, ¿Qué lugar era perfecto? No había muchos lugares lindos al rededor o en los que no hubiera nadie.

- Cerca del lago

Fue lo primero que se lo ocurrió, suponía que era lindo. Azulín no dijo nada por unos segundos.

- a las 6, no faltes

Le entendió su mano, dudoso la tomo y así de despidieron. ¿El sudor se puede traspasar por un guante?, Sería vergonzoso que si.

Quizás su día pudo haber sido más agradable después de eso, si no fuera por ciertos compañeros que no paraban de comentar lo ocurrido en la cafetería y el no podía decir más que estaban celosos de que el hubiera podido comenzar el día con una comida decente. Quizás le llamaba la atención, solo un poco según el.

He Ate My Heart Donde viven las historias. Descúbrelo ahora