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Actuar en las escenas de riesgo es algo muy común en él, puesto que confiaba plenamente en que la seguridad seria prioridad y ante cualquier mínimo error todo sería frenado a tiempo antes de que algo malo ocurriera; actuó con esa mentalidad, ignorando la posibilidad de que algún día tuviera un accidente mientras grababa alguna de esas escenas.

Ese día todo parecía ir bien, sólo tenía una escena por grabar, fue un poco pesado el tener que levantarse temprano para grabar aquello, pero terminó haciéndolo puesto que su pareja también iría al set a grabar sus partes, motivándose a preparar el desayuno para ambos y así dirigirse directamente al lugar. Ya estando allí, tuvo que pasar por todo el proceso de maquillaje mientras recibía explicaciones y ejemplos de actuación; no fue hasta que estuvo arriba que un mal presentimiento se instaló en su pecho.

— ¿Lo entiendes? — el pelinegro de orejas de oso parpadeó rápidamente al reaccionar, alzando su mirada para encontrarse con el encargado, quien aparentemente notó que no prestó atención a sus palabras, suspirando y sonriendo un poco antes de repetir de forma resumida lo anterior dicho — El arnés ya está listo, cuando llegue el momento, te haremos descender y tú tendrás que avisarnos si sientes que la cuerda en tu cuello está muy ajustada, o no.

Spreen asintió al comprenderlo, mirando como ahora el encargado pasaba a informarles a sus dos compañeros en aquella escena, siendo estos su amigo Mariana y Nimu. Un siseo llama su atención; los ojos oscuros del híbrido van en dirección a donde proviene, notando como efectivamente era un llamado, pero no de alguien cualquiera, sino de su pareja.

Inconscientemente una sonrisa aparece en su rostro, y se acerca un poco al borde de la plataforma en donde se encuentra, estando cercano al balcón donde cierto castaño de gafas se ubicaba.

— ¿Nervioso? — escucha como le pregunta Juan, posee una pequeña sonrisa a modo de apoyo, pero el oso siente el nerviosismo del mayor.

— Na' — dice sin más para tranquilizar a su pareja, y lo consigue por suerte — No es gran cosa, sólo tengo que fingir que me están ahorcado por unos segundos — la sonrisa en su rostro también colabora para que los nervios de su pareja desaparezcan, pero en ese momento no hay otra cosa que más quiera el híbrido que poder inclinarse un poco más para besar sus labios y así, poder tranquilizarse a sí mismo.

El castaño rió un poco por la actitud del menor, conociendo perfectamente aquella actitud que da entender que todo es sencillo para él; más su pequeña risa disminuyó, y sin borrar su sonrisa, continuó:

— Ten cuidado igual, ¿Si? — el tono de voz del mayor bajó un poco y el menor asintió al escucharlo, desviando su atención hacia abajo, donde el director daba las indicaciones para empezar la grabación dentro de poco.

Se despidió en silencio de Juan, acercándose al borde de la plataforma junto con sus dos compañeros. La ligera bulla del set lo hacía sentir ansioso, pasando una mano por su rostro para ahogar un suspiro pesado y prepararse mentalmente para lo que vendría a continuación. Se siente... un poco asustado, no por pensar en la mínima posibilidad de que algo saliera mal, Spreen ni siquiera pensaba que algo malo pudiera ocurrir cuando todos estuvieron tan atentos a cada detalle; su pequeño temor es algo personal, y este crece un poco más cuando las sogas que se colocarían en los cuellos son entregadas.

Siente la textura rústica y gruesa de la cuerda, tanteando un poco aquel nudo corredizo con el que podía apretar o aflojar en caso de necesitar más espacio para pasar la cabeza. Siente que se le va la respiración por un segundo, pero con cerrar sus ojos un momento y contar hasta cinco, logra controlar sus emociones; es en ese momento que decide finalmente colocar la soga alrededor de su cuello, y tirando un poco del nudo corredizo, consigue ajustar mejor la cuerda para dar más credibilidad. Escucha como Nimu tiene problemas con el nudo, y él la ayuda con ello.

HangmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora