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Iban por la tercera ronda cuando el timbre sonó. Mark, el dueño de la casa, no tuvo la menor intención de levantarse.

—¡Un momento! ¡Mierda! —sus ojos estaban puestos en la pantalla del televisor, concentrado hasta la última neurona en no dejarse atrapar por los otros jugadores, porque era el poseedor de la mayor cifra de muertes hasta el momento. Cualquier error le costaría el control que sujetaba con fuerza en sus manos—. Tengo que recargar. Chenle, cúbreme.

—Aja.

De un momento a otro, los disparos comenzaron a resonar y opacaron el segundo toque del timbre. Jaemin, que no estaba jugando en ese momento, le dio una mirada a Mark.

—¿Quién es? ¿Le abro la puerta?

—Ah, emm, sí- ¡Izquierda! ¡Está detrás del camión! Es un amigo de la universidad. Lo invite, aunque no esperaba que viniera. Es más de jugar por su cuenta- ¡No, no, no! ¡Carajo! —el arma de Mark se había quedado sin municiones. Ahora debía evitar que los del equipo contrario lo encontrarán.

Jaemin sabía que difícilmente lograría obtener más información de su parte sin que se viera interrumpido por los comentarios del juego. Consideraba una hazaña que hubiese podido explicarle algo mientras intentaba salvarse. Se levantó y se dirigió a la puerta, agarró las llaves de la mesita del pasillo y abrió.

Se trataba de un chico no mucho más alto que él. Cabello negro medio despeinado, chaqueta dos tallas más grandes de lo que debería, audífonos rodeándole el cuello. Se veía como cualquiera de los otros muchachos que gritaban en la sala. Jaemin dio un paso atrás para dejarle pasar.

—Hola.

—Hola.

El chico apoyo una mano en la pared para quitarse los zapatos.

—¿Llego tarde o aún hay tiempo para un par de partidas más?

—Llegas a buena hora, están a punto de abrirse dos vacantes —a pesar de que era la primera vez que se veían, Jaemin se quedó a esperarle. Si su predicción era cierta, y estaba bastante seguro de que lo sería, les tocaría a ellos jugar juntos en contra de Renjun y Jisung. No estaba mal conocer el nombre al que le gritaría si la situación se ponía difícil—. Soy Jaemin, por cierto.

—Un gusto —el chico se enderezo una vez que estuvo descalzo y le extendió la mano—. Jeno.

Al devolverle el saludo con un apretón, Jaemin pensó en lo grande que era la mano de Jeno en comparación a la suya. Y no sólo eso; antes de entrar, Jeno se quitó la chaqueta, quedando con una camisa negra de mangas cortas que dejaba al descubierto un par de brazos marcados. Podía adivinar que el resto de su cuerpo también estaba en una condición similar.

—Te dije que te quedaras en un lugar seguro. Gracias por hacernos perder —fue lo primero que oyeron al pasar a la sala. Provenía de Chenle, reclinado en el mueble con una mano cubriéndole la cara. A su lado, Mark todavía estaba encorvado sosteniendo el control.

—No me puedes echar toda la culpa a mí cuando dejaste que Jisung te matara. Dos veces. Con el cuchillo.

El menor del grupo soltó una carcajada, estirando los brazos desde su improvisado asiento de cojines en el piso.

—Eres horrible, Lele.

—Cállate.

—Los dos lo son —Jeno se acercó al mueble y le quito el control al anfitrión, ganándose por fin la atención que merecía en calidad de invitado.

—Hey, pensé que no ibas a venir —comentó Mark dándole un abrazo superficial. Jeno se dejó caer en el sofá individual en el que Jaemin había estado antes.

Gamerboy || nomin one shot Donde viven las historias. Descúbrelo ahora