Las cartas

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Despierto en una nube blanca, con un cielo tan hermoso que el describirlo como una belleza era muy poco, ¿Por fin pude tocar el cielo? En ese momento vuelvo a mi misma.

Estoy en aquel campo oscuro en el que me había disipado antes.

Acostada entre la hierva mientras observo la luna, siento como me hundo mientras la luna se hace más pequeña que hace que vuelva a parecer otro túnel, estoy donde me quedé un inició... Ahora hay tres túneles a mi alrededor, el túnel que me llevo aquí, el túnel donde entre y el túnel a donde no quise entrar.

- La hemos estabilizado, aunque aún no ha reaccionado, perdió mucha sangre así que... Ahora solo queda esperar a que pase lo mejor.

Escucho la voz de un médico retumbando entre la oscuridad, pero aquella voz no viene de los túneles... De pronto caigo, como si lo que estuviera debajo de mi fuese un trozo de papel.

Caigo pero no del todo, pareciera como si flotara, no estoy cayendo ni estoy volando... Solo que cada vez mi velocidad de caída disminuye... En un destello de luz todo cambia a mi alrededor.

Estoy sentada a un lado de mi madre, ella no me puede ver... Ni escuchar, mucho menos mi padre, mi hermano mayor está con ellos.

- Por favor Cristopher, infórmame de lo que sepas de Amy, tu padre irá a trabajar y yo tengo que regresar a casa.

- Si madre está bien...

Mi madre y mi padre se dirigen a fuera del hospital, yo me voy con ellos...

- Amy, te extraño... Tal vez si no te hubiera dicho esas cosas ayer, seguirías aquí conmigo.

Mi madre lloraba desconsoladamente, hasta que la seguí a mi habitación... Comenzó a revisar las fotos de mi celular.

-No se por que no me di cuenta que estabas mal...

- Mamá, todo estaba mal... Muchas veces ya no quería discutir, tú querías seguir en lo mismo - Dije mientras caminaba por mi habitación- A veces me sentía cansada de la vida, quería morir y destruirme... Marina era la única que me ayudaba, cuando quería un abrazo me lo daba, nunca me reprocho nada por qué nunca tuve un compromiso con ella, pero en realidad le debía el echo de seguir contigo y yo realment...

-Amy, daría todo por saber cómo te sentías, ¿Por qué nunca me dijiste nada? Quiero escucharte...

Mis lágrimas brotan sin control, ella está llorando y por más que se lo explique, no me escuchará ya ahora... Me recargue sobre mi mesita de noche y cayo mi libro de relatos dónde también escribía sentimientos y cartas de suicidio... Puede que eso le sirva, me siento en el suelo mientras observo como lo recoge del suelo y comienza a leer.

-«Monotonia»

Este sentimiento es el que inunda mi vida, mis semanas, mis días y mis horas... No creo que la rutina sea mala, solo que mi rutina es triste. Despierto, me baño... Cumplo con mis obligaciones y me voy a la escuela, en la escuela solo hablo con Marina... Pero con ella hablo de cosas muy vareadas así que ella es ese rayito de esperanza. Cuando terminan las clases voy al parque a fumar un cigarrillo mientras me balanceo en un columpio, ahí me gusta pensar sobre mi día, mi vida o algún tema recurrente, como los conflictos con mi madre.

Al llegar a casa empiezan los insultos de mi madre, a veces me llama inútil, a veces me hace sentirme así, a veces me dice estúpida y me hace sentir así, a veces me dice que soy inservible y realmente es lo que soy... Bien dicen que los padres conocen mejor a sus hijos que cualquier otra persona y mi madre no era la excepción, sabía que daba asco y que era un simple ser inútil en su casa, y es que tiene razón... Soy inservible, le es más útil una calceta sin par que mi existencia una vida sin mi sería...

No aguanto a leerlo todo y volvió a llorar.

-Amy, ya no puedo pedirte perdón ahora, solo quiero que estés bien para poder decirte que te amo... Perdóname por hacerte sentir así, entiendo que tú no eras la culpable de todas las presiones que yo tenía, tu mi niña no tenías vela en ese entierro... Sin embargo te involucre y mira dónde acabaste por mi culpa... Amy, mi niña, quisiera que volvieras y te juro que ya no te haré sentir así... Mi propósito si era hacerte sentir así, pero era por qué yo Me sentía así y para mí era preferible desquitarme contigo que buscar solución a un problema que era mío, y por mi culpa mi niña ya no está...

Calló en llanto sobre mi cama, no entendía por qué me hacía eso, siempre tuvo tantas cosas en mi contra que no entiendo de que sirve que se de cuenta de eso ahora... Ahora ya no soy nada... Me acerco a ella y le limpio una lágrima. En ese momento vuelvo a caer como si el suelo fuese papel, caigo de rodillas y una rosa blanca cae sobre mis manos.

- Desearía que estuvieras aquí...

Se escuchó a lo lejos.

La historia de AmyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora