¿Puedo Abrazarte? [One-Shot KatsuDeku]

Parte Única

Se sentía tan mal.

Quería huir de todo.

Volver a la acción y así quizás ayudar en algo en vez de ser una carga para los demás.

Izuku sabía que, realmente, sus intenciones por no volver a la academia no eran del todo malas, pero sus métodos no fueron los mejores. Lo sabía y se sentía tan miserable por haberlos usado.

Ustedes no pueden seguirnos el paso.

Lo hacía por proteger a los demás, por protegerlos a todos. ¿De qué sirve luchar por ellos si luego termina insultándolos? No, se equivocó en ese comentario. Es él quien no les puede seguir el paso. Es él quien se estancó en la idea de tener que cargar con todo.

No te creas el centro de todo, sería algo que Kacchan seguro le diría.

Kacchan...

Es cierto, hace solo unas horas el cenizo le había pedido perdón.

No sabía cómo sentirse.

Se supone que nunca necesitó tales disculpas. Se supone que lo había perdonado hace tanto tiempo. Se supone que nada de su pasado le afectaba ya...

¿Se equivocó?

¿Siempre estuvo esperando esas disculpas?

No, no podía ser cierto. A él ya no le afectan esas cosas. Sabe perfectamente que, aunque su relación no es la mejor, Katsuki ya no lo trata como antes. Lo sabe y debería estar feliz por ello. Feliz porque ahora luchan juntos. Feliz porque lo ha reconocido como su rival, su igual.

No, a él ya no le afectaban esas cosas.

Entonces... ¿Por qué siente que le han quitado un gran peso de encima? Si bien la disculpa lo dejó atónito, sintió que era eso lo que necesitaba para entender que estaba haciendo todo mal. Fue la gota que derramó el vaso, aquello que le hizo entender que para sus compañeros, sus amigos, él realmente era importante.

Cada uno recordaba perfectamente aquellos momentos en los que se sintieron inspirados o ayudados por él. ¿Era eso posible? ¿Él había hecho todo eso? ¿Les había ayudado tanto?

Escuchar cada cumplido, cada agradecimiento, le hizo entender que su vida, su responsabilidad, no era algo de otra dimensión, algo que no se pudiera relacionar con los demás. Entendió que se había centrado tanto en mejorar por sí solo, que nunca llegó a observar detenidamente el proceso de los demás.

Se sentía un mal amigo y una mala persona. En todo este tiempo, realmente no había considerado el verdadero potencial de sus compañeros.

Los veía como algo tan sagrado que debía protegerlos, al punto de enfocarse en protegerlos sólo él. Inconscientemente se había puesto esa carga a sí mismo, y no tuvo en mente el potencial de sus amigos en poder protegerse o luchar por sí solos.

Ahora había, en cierto modo, aceptado en volver.

Pero no se sentía satisfecho. Se estaba dando cuenta de lo ciego e irresponsable que había sido. Lo inmaduro que actuó con ellos. ¿Realmente él merecía a amigos como ellos? No lo creía.

—¡No lo dejen entrar!

—¡No lo queremos aquí!

—¡¿No se supone que nos van a proteger?! ¡Con él aquí no lo van a hacer!

—¡Si no se va él me iré yo!

Esas y otras cosas le fueron gritadas por parte de todos los ciudadanos.

Y ahora se daba cuenta que, en vez de estar salvando al país, solo los estaba asustando. ¿Hace cuánto los salvó con una sonrisa en el rostro? ¿Empezó a hacerlo siquiera?