Trágica ceremonia
Llegué a la fiesta con una sonrisa perfectamente fingida.
Mi papá y la flamante morena estaban a nada de unir sus vidas con una firma y yo debía aparentar que la idea me encantaba.
Cuando conocí a la morena supe que no debía fiarme de ella, sus ojos negros, como la noche, me delataron las discutibles intenciones de su apresurado matrimonio, pero de nada me sirvió advertirle a papá, prefirió dejarse envolver por la adrenalina de una joven sonrisa que le fingía adoración. Mi única opción fue convertirme en su amiga y confieso que en algún momento le creí su actuación, pero una noche la descubrí con el mayor de mis primos en un delirio de lujuria, sin embargo, no fue encontrarla entre sábanas lo que me hizo odiarla, sino escuchar que la vida de papá estaba dispuesta a arruinar.
Me cercioré de no tener la atención de los novios y me escabullí entre los invitados. Sabía que la pelinegra era alérgica a las cerezas y no fue casualidad que a última hora una botella de sirot reposara en la mesa, de la cartera saqué el alcaloide y lo vertí en la copa.
No sentí remordimiento en ningún momento.
Por cierto, no habría investigación, la autopsia revelaría intoxicación.

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El arte a toda locura
Historia CortaLas letras son mágicas y pueden adentrarte en una historia en contadas palabras. ¿Te animas a conocerlas? A través de estas líneas fugaces quiero enamorarte e inspirarte entre escenarios superficialidades que pueden llevarte a profundas emociones q...