La línea de bajo de Dani California retumbaba en aquel Chevy '04 color arena. Detrás del volante, con un cigarro sin encender en los labios, un joven con lentes oscuros, de cabello negro ligeramente largo peinado perfectamente hacia atrás y con las patillas largas, cantaba mientras movía la cabeza de atrás hacia adelante al compás de la batería.
–California, rest in peace. Simultaneous release. – el cigarro se movía al ritmo de la canción en sus labios, el encendedor descansaba en su mano izquierda, pero no había intensión de encenderlo por el momento. – California, show your teeth. She's my priestess. I'm your priest. –
Su celular comenzó a sonar. Se levantó con cuidado del asiento lo suficiente como para poder meter la mano en su bolsillo y así sacarlo sin problemas ya que sus pantalones estaban bastante ajustados. En la pequeña pantalla de la cubierta de su Sony Ericsson se podía apreciar el nombre de su madre (porque nunca debes guardar a tu madre como "madre" en caso de que te roben el celular) y abajo su número de celular. Lo abrió con el pulgar y puso el auricular en su oreja y dejó caer el cigarro entre sus piernas.
–¿Qué pasó ma'? – su voz era un poco aguardientosa pese a su corta edad. Todos se lo atribuían a su forma de cantar que no era de lo más común, él se lo atribuía a su alcoholismo precoz. Le bajó el volumen al estéreo. – sigo en la carretera. –
–Oh. – dijo su madre un poco avergonzada. – ¿Paraste a comer algo? Me dijo tu hermana que te fuiste temprano y que no alcanzaste a desayunar con ella y con tu padre. –
Sus padres estaban divorciados, él y su hermana habían terminado viviendo con su padre a cientos de kilómetros de su madre, pero eso no evitaba que su hermana se encargara de contarle todo lo que hicieran o no hicieran.
–Me comí un pan tostado con mermelada. – se sentía un poco molesto, en general hablar con su madre nunca lo hizo sentir cómodo. – y café. –
Su madre suspiró del otro lado del teléfono.
–Tienes que comer, Pepe. – su voz sonaba preocupada. – No te vayas a sentir mal después. –
Esto último lo dijo con un poco de miedo.
–Lo que tuve fue un ataque de pánico, madre. – el cinismo era claro en su voz. – no fue ansiedad por falta de comida o porque estuviera desnutrido. –
"Lo que necesito es alejarme un tiempo y escribir nuevas canciones, no huevos con salchicha.
–Pero eso no fue lo que dijo el doctor. – la preocupación iba en aumento. – no sé cómo tu padre dejó que hicieras esto. –
"Tienes 24 años, Pepe. No puedes solo tomar tus cosas e irte. Necesitas tomar medicamentos.
Esto último lo hizo enojar, él tenía la edad para hacer lo que quisiera y no necesitaba tomar ningún medicamento.
–No estoy loco como tú, madre. – se hizo silencio. Todo lo que se podía escuchar era su respiración un poco agitada y la canción de Snow (Hey Oh) de fondo.
– El psiquiatra dijo que podría ser hereditario. – dijo ella, conteniendo su tristeza. – solo quiero que estés bien.
"Solo quieres que yo también tenga lo que tú tienes para que no te sientas tan mal de tú condición, eso es todo." Pensó, más no se atrevió a decirlo.
– Y lo estoy, ma'. – a lo lejos vio su salida. – ya estoy cerca de Cuquío, en cuanto llegue pararé a comer algo. –
Su enojo había desaparecido casi de golpe.
– Gracias. – dijo ella, aliviada.
– De nada. –
– Me marcas cuando llegues. –
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Las Cruces
HorrorUn joven músico decide ir a un pueblo para componer su nuevo álbum, pero sus planes se ven interrumpidos por una serie de eventos que te dejaran la sangre helada.