Prologue

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Su falsa cara estaba sellada en un libro recientemente publicado.

Kihyun era un escritor conocido por su historia plasmada en tinta, donde narraba cosas que nunca sintió o vivió. Se supone que debía estar orgulloso de su trabajo y el éxito que conllevó, pero eso no ocurría; la gente alababa el libro que era una versión falsa, mejorada y editada de Yoo.

Era la historia donde estaba él en papel, mostrando lo difícil que era la vida para la gente que no sabía cómo empezar a luchar, daba testimonio propio contando su juventud bajo un personaje inventado, inspirado en su idealización del futuro que tenía a sus dieciséis años. Por ciertas razones no terminó como el privilegiado abogado que quería su padre, o como el exitoso cirujano que quería su abuela; sin embargo, consiguió algo mucho mejor, el éxito narrando mentiras, falsedades y romances para seguir existiendo.

El público enloquecía con el joven personaje masculino inspirado en un escritor fracasado, tanto que querían una segunda entrega. ¿Era un fracaso? Sí lo era, pero también un humano, con necesidades como cualquier otro; así que seguiría escribiendo una novela que todo el mundo quisiera leer. Ambicioso, él quería algo de reconocimiento y anhelaba poder conseguirlo de la forma que le gustaba. Escribir era su pasión, desde esa temprana edad dónde publicaba sus poesías y pequeños relatos en páginas web, o cuando entregó su primer ensayo a su clase de Literatura de la preparatoria, aunque no todo era del agrado de muchos.

Le gustaba escribir sobre crudas realidades, la codicia, maldad, egoísmo, etc.; aquello que vivió esos años. Pero se tenía que conformar con sus proyectos pendientes, no había inspiración alguna que no sea su propia vida para poder sentirse bien. Abrió la laptop ya cansado, con la cabeza dándole vueltas y el brillo de la pantalla iluminando su cara en la penumbra, y allí creó un nuevo archivo. Sin nombre, solo su firma: YK.

El personaje principal era un hombre simple que se mudó a la ciudad como aspirante a poeta. Consiguió el éxito por sus relatos de tendencias románticas y melancólicas, con algunos problemas por las ciertas rivalidades que hay como en cualquier campo de trabajo, sin embargo, el libro termina con él alcanzando la cima del universo, convirtiéndose en lo que siempre quiso. ¿Irónico, no? Ese hombre no era Yoo, ni siquiera compartían una mínima inspiración y eso que se acaba de narrar era lo único que sabía Kihyun de su personaje ficticio. Leyó algunas reseñas del libro, aceptando peticiones de la mayoría de los lectores que querían un segundo proyecto, esperaban drama, romance, algo de dolor y por último otro final feliz.

Necesitaba crear otra persona falsa para él, tal vez en ese mismo ámbito artístico, alguien que haya alcanzado el mismo éxito que se sintió atraído hacia el protagonista. Debía admitir, que su mente estaba en blanco al pensar en otra cosa que no sea ese tipo de cliché. Tronó sus dedos, tomó un largo trago de agua, y comenzó a narrar algunos comienzos. Uno peor que el otro.

...

—Hyunwoo, sales en cinco.

Sonrió mientras una lágrima se resbalaba por si mejilla hasta el mentón.

Hyunwoo era un bailarín medianamente profesional, con un futuro brillante balanceándose en un hilo. Pronto iba a salir al escenario, ese mismo donde su cara quedó enterrada bajo tierra, dónde fue humillado por su propia cabeza frente la mirada espectante de miles de personas.

Había nacido con ese hermoso talento en la danza, toda su familia le había impulsado —para no decir obligado— a entrar a clases de baile. Ballet, Contemporáneo, Tradicional; siempre era preciso en sus movimientos, delicado y a la vez salvaje, la dualidad que uno busca en un bailarín, y una belleza digna; todo el mundo pensó: “Joder, es perfecto para bailar”, menos Hyunwoo, ¿Pero a quién le importaba su opinión si estaba su futuro en bandeja de plata?

Gracias a esas decisiones, estaba en un camerino temblando como un flan, haciendo un intento de no llorar por los nervios. Eran cinco minutos torturándose, diciendo que todo estaría bien, cuando lo más profundo de su alma está gritando de miedo. Todo lo que le dijo su entrenador se puede resumir en una frase: «Fracasas otra vez, y pierdes tu beca»

Bebió toda la botella de agua de un trago, respiró profundo y justo en ese momento, entró el organizador del evento a decirle que ya debería pasar al escenario. Salió del camerino sintiendo su pulso por los cielos, afuera, algunas personas se maquillaban o se cambiaban sus atuendos. Una gota de sudor se resbaló por su frente cuando todos giraron sus ojos para verle, unos le miraban con desagrado, otros solo con indiferencia; no le gustaba ese tipo de atención, pero era la única que tenía.

La chica con quien iba a bailar en dueto estaba estirándose en el suelo, con elegancia y delicadeza. Ella le intimidó de inmediato, era su mayor y con quién bailó la última vez, ese día en donde falló.

Pasó saliva, y se puso en posición. El telón del escenario pronto se iba a abrir, él no podía quedarse quieto en su sitio. Ella notó su nerviosismo, mas se abstuvo de decir una palabra. «Todo estará bien, recuerda los pasos, recuerda los números», esos números en su cabeza estaban revueltos, no se sentía en la capacidad de poder hacer los pasos. ¿Qué mierda sucedía? ¿Dónde estaba el Hyunwoo que con orgullo alzaba el mentón y no le tenía miedo a un telón?

Se abrió por completo, la música hizo eco en el salón, y finalmente sintió cómo iba a morir. Frente los ojos de un escritor que buscaba una falla para su personaje perfecto.

Failure and destruction | ShowkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora